El AIFA no recompondrá al sector aeronáutico.
La aviación nacional se encuentra en severa crisis, con quiebras recientes y compañías a punto del colapso pero sostenidas con alianzas.
La crisis ha afectado por igual a la histórica Mexicana de Aviación o a otra de más reciente creación, en su momento considerada de bajo costo, como Interjet.
Nada de crisis.
Hay elementos objetivos, internos y externos, para influir en sus decisiones y en su manejo, pero sobre todo se han debido a errores propios.
Mexicana fue vendida a inexpertos por el Gobierno de Vicente Fox, como de repente surgió, creció y murió Interjet de Miguel Alemán Magnani.
Distinta historia de Volaris, surgida a impulso del exsecretario de Hacienda Pedro Aspe, hoy presidida por Enrique Beltranena y líder en vuelos.
Su manejo escrupuloso cambió el paradigma de las aerolíneas nacionales: menos administración, menos oficinas ejecutivas y mejor servicio a los pasajeros.
Ahí está la clave: en lugar de sueldos millonarios a administradores, dar estímulos al personal operativo y premiar su eficiencia.
SIN ORDEN NI LEY
Los datos han salido por distintas vías.
Aunque no son de su control, el administrador del AICM, Carlos Morán, debe tener mucho cuidado.
Suya fue la orden del estudio recién difundido donde se declara saturada (4 de marzo) esa terminal tanto de vuelos como de viajeros y acompañantes.
Llevado de la SCT en un cambio sorpresivo, le tocó vivir el desorden imperante en el sector a su arribo.
Lo pudo padecer en diciembre: las compañías programaron vuelos a diestra y siniestra sin considerar los límites de las instalaciones.
Aeroméxico fue la más abusiva en ese sentido, pero también en la sobreventa de boletos con resultados terribles para los usuarios: muchísimos no pudieron viajar.
Otro dato: en promedio 80% de los vuelos despegan o aterrizan con retraso, a veces porque las aerolíneas copan los slots.
El control debiera tenerlo la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC, a cargo del militar Carlos Antonio Rodríguez Munguía), pero se enfrenta a severas restricciones.
La principal, como en todo el Gobierno, es la falta de recursos.
VIGILANCIA DE EU
Con un agravante:
México suspendió los exámenes de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA en inglés) y por ello lo degradó el 25 de mayo de 2021.
Dicho en lenguaje común, las aerolíneas no cumplen los estándares internacionales porque pone en riesgo tanto las operaciones como a aviones y a pasajeros.
Las autoridades mexicanas creen haber hecho gestiones para obtener la recalificación de la FAA, pero se ve difícil cuando no se cumplen los requisitos de la Organización de Aviación Civil Internacional, la OACI.
El asunto es simple: no hay supervisión de vuelos de la AFAC, no se tiene suficiente personal, al disponible se le paga una media de 20 mil pesos mensuales y no se han formado nuevas generaciones.
Un puñado de 65 no pueden inspeccionar cientos de vuelos internacionales -más de 230 mil de Estados Unidos y 156 mil de Canadá en año de pandemia, por citar ejemplos- y menos garantizar seguridad.
Con razón las empresas hacen cuanto quieren.
¡Bienvenido AIFA!