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El asesinato de Margarito Martínez Esquivel no es casual.

En Baja California se vive una de las peores olas de inseguridad y a la familia del fotoperiodista, conocido y estimado en Tijuana, le ha tocado constatarlo.

Las autoridades policiacas han querido desviar la atención al tasarlo como crimen de colonia y de rencillas donde estaría inmerso el comunicador.

Único de tres hijos dedicado al periodismo, seguía la escuela de su madre Eglantina Esquivel, famosa en la misma profesión y como luchadora social.

Margarito iba a donde se daban notas policiacas, problemas diarios de una sociedad violenta, y las difundía en México y el extranjero sin saber su destino.

Y, paradojas de esa realidad, murió a manos asesinas mientras la gobernadora Marina del Pilar Ávila vive momentos de felicidad.

El viernes nació en Estados Unidos su segundo hijo, registrado como Diego José Torres Ávila en honor a la amistad y la admiración hacia Diego Fernández de Cevallos y Diego Zavala, padre de Margarita Zavala.

ALZA SALARIAL DE 47%

El nacimiento se difundió en comunicado oficial.

Lo que ingresó bajo la puerta de la política fue el incremento de 47% -¡sí, 47%!- al salario de Marina del Pilar Ávila.

Su antecesor, Jaime Bonilla, ganaba 66 mil 667 pesos mensuales y el Congreso incrementó las percepciones de ella a un millón 176 mil pesos anuales.

La información está asentada en el presupuesto de egresos y se puede consultar en el Diario Oficial de Baja California.

Tal vez no sea mucho.

Pero es visto como ofensa a una ciudadanía agraviada con tanta inseguridad, una política sanitaria en naranja –“deberíamos estar en rojo”, ha comentado el ex secretario de Gobierno Amador Rodríguez Lozano-, con crecientes problemas por los migrantes y muchos más.

-El estado está incendiado -sostiene la dirigente estatal del PRI, Guadalupe Gutiérrez Fregoso:-, no hay medicamentos, los contagios de Covid siguen al alza y la gobernadora en Brawley, California.

Ya regresará y se le podrá ver en una lujosa camioneta Cadillac.

EN EL JUEGO DE AMLO

1.- Si México va de regreso, el priismo ya está en el siglo XV.

Así debiera verse la amenaza del comité de Alejandro Moreno, Alito, de expulsar a quienes sean invitados por el Gobierno.

De momento la purga estilo Tomás de Torquemada se cierne sobre el sinaloense Quirino Ordaz, la sonorense Claudia Pavlovich y su gran amigo (¿o ex? el campechano Carlos Miguel Aysa.

Este método abona al Presidente, quien provoca y consigue exhibir la intransigencia del partido al cual hundió y se burla al verlo sin poder oxigenarse.

Y 2.- En Mexicali también el clero es noticia.

El obispo Isidro Guerrero, el popular Padre Chilo, se encuentra hospitalizado e intubado en condiciones muy críticas.

Es un hombre querido no nada más por su bonhomía, pero su fama creció cuando se difundió el encuentro sostenido con Joaquín El Chapo Guzmán, entonces considerado jefe del Cártel de Sinaloa.

No es caso único en la clerecía: basta recordar la reunión, en mayo de 1993, del delegado apostólico Girolamo Prigione con los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix, entonces cabezas del Cártel de Tijuana.