Con objeciones a la visión de la jerarquía católica de que el país se ha militarizado y prevalece una “evaluación pesimista del momento actual” política de seguridad aplicada por el actual gobierno, Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia, firmó la iniciativa ‘Compromiso Por La Paz’, elaborada por la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Compañía de Jesús y Conferencia de Mayores Religiosos y Religiosas.
Rechazó que se diga que “prevalecen el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbre”. Tampoco aceptó que hablen del aumento de la “delincuencia común, alimentada por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social” y que no hay “datos confiables” en el Sistema Nacional de Seguridad.
También planteó que “sería inconstitucional hacer corresponsables de la construcción de la paz en México a ‘gobiernos y organizaciones de otros países’”
En el centro Cultural Universitario Tlatelolco, se pronunció en contra de otorgar más presupuesto a los organismos judiciales, “en los cuales existe un manifiesto derroche de recursos que distorsiona y pervierte la importación de justicia”.
Su firma y diferencias se anexaron al documento del Episcopado y los jesuitas.
“Por honestidad y congruencia, firmo el documento en el entendido que hay una visión conjunta de construcción de la paz. Sin embargo, hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido y a la firma del presente debe anexarse”, señaló, al dar lectura al documento ‘Seguir Dialogando’.
Ante el presidente y el secretario general de la CEM, Rogelio Cabrera, y Ramón Castro, respectivamente, y el mayor de los jesuitas, Luis Moro Madrid, la candidata inició su participación expresando su solidaridad con las víctimas de la violencia.
“Pero quisiera decir, y por eso el documento que leo ahora, que por honestidad, por congruencia, firmo con una leyenda y con un documento que agrego”, en el cual reconoció los esfuerzos que las distintas iglesias, en particular la católica, así como otras instituciones, organizaciones y actores sociales, han hecho para atender las causas más profundas que provocan la violencia en el país.
Resaltó la importancia de buscar “puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. En este sentido, estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia, en estricto ejercicio de la soberanía nacional y con respeto al marco constitucional y legal del país”.
Resaltó que tras haber haber leído “con mucha atención” el texto emanado del Diálogo Nacional por la Paz, sus siete capítulos y sus 132 propuestas, “me congratula que tenemos coincidencias, sobre todo la de superar la visión punitiva de autoritarismo y decretos de guerra, y avanzar en una visión de construcción de la paz atendiendo las causas”.
La candidata presidencial dio lectura a algunos puntos de la Encíclica Fratelli Tutti (Hermanos todos), sobre la fraternidad y la amistad social del Papa Francisco. “Enmarcan en mucho nuestra visión de gobierno, nuestra visión de libertad y de justicia, en el marco de nuestro pensamiento, el humanismo mexicano y nuestra visión de por el bien de todos, primero los pobres”, dijo. Además de que en el 168 critica a la política neoliberal.
No comparto la evaluación “pesimista del momento actual”, referente a que “nuestra casa común y nuestro tejido social están en un proceso de degradación acelerada”, como tampoco en que “las últimas décadas hemos ido perdiendo el sentido de pertenencia a una colectividad”, y que se diga que “las instituciones están rotas”.
Tampoco coincido, “con la descripción del problema” en materia de seguridad, “donde por ejemplo se afirma que ‘aunada a estas grandes redes de criminalidad, ha aumentado en México la delincuencia común, alimentada por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social’.
No aceptó que “las estrategias de seguridad a nivel nacional, estatal y local no solo han sido insuficientes, en ocasiones, han generado nuevas violencias”.
Resaltó que “los resultados de la guerra contra el narcotráfico (de Felipe Calderón) fueron desastrosos para México. Los homicidios dolosos cometidos anualmente se multiplicaron por cuatro al pasar de ocho mil 867 en 2007 a un total 36 mil 685 en 2018. En comparación, en 2023 los homicidios dolosos en el país se redujeron a 28 mil 264.
Por supuesto que es indispensable continuar con una reducción más acelerada, pero lo relevante es que la tendencia cambió debido al cambio del modelo, de una visión de violencia y desamparo a los más necesitados a una estrategia en donde la paz y la seguridad son fruto de la justicia”.
Sostuvo que en el caso de la Ciudad de México, donde gobernó de diciembre de 2018 a junio de 2023, la disminución de homicidios dolosos fue de 50 por ciento.
Destacó que la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana del INEGI (2023) plantea que la percepción de inseguridad en las ciudades del país pasó de 68.6 por ciento en 2018 a 52.3 por ciento en 2023, y en la Ciudad de México de 82.9 por ciento en 2018 a 55.3 por ciento en 2023.
Asimismo, mencionó que el INEGI ubicó el estado de ánimo promedio de los mexicanos en un nivel de 6.6 en enero de 2024, “que es el mejor nivel de satisfacción reportado desde 2015 cuando inició esta encuesta”.
Manifestó también su desacuerdo con las referencias a “una supuesta militarización o militarismo en el país y con los puntos en los que se minimiza o relativiza la función constitucional del Estado en sus tres poderes y sus tres niveles de gobierno. Si bien la construcción de la paz requiere de la participación de toda la sociedad, hay responsabilidades que el gobierno no puede, en tanto que depositario de la soberanía popular, compartir o delegar, empezando por las de la seguridad pública, la seguridad interior, la seguridad nacional y la gobernabilidad”.
Tampoco coincidió en la visión que se presenta en torno a la Guardia Nacional o a algunos organismos autónomos.
Añadió que “no queda claro” la propuesta de establecer un “Mecanismo internacional contra la impunidad de atrocidades y corrupción con respaldo de la Organización de las Naciones Unidas. Adicionalmente una Comisión Nacional e Independiente de Verdad”.
Cuestionó que en el tema de adolescentes, “no se reconoce el cambio en la política a partir de diciembre de 2018 y tampoco en la Ciudad de México en donde se desarrollaron programas de aumento en educación preparatoria,
PILARES, jóvenes unen al barrio y ‘Reconecta con la paz’, entre otros”.
Dijo que tampoco queda clara la descripción del tema de “gobernanza” cuando se establece, entre otros, que “México se debate entre un modelo de gobernanza autoritaria y criminal y un modelo de gobernanza democrática que hasta la fecha ha sido incompleto y precario”.
Sheinbaum indicó que México inició un proceso democrático en 2018, ajeno a los fraudes electorales al autoritarismo y al vínculo entre el crimen y el gobierno que tuvo su máxima expresión en el periodo de Felipe Calderón, cuando la seguridad en el país estaba en manos de un delincuente que hoy está preso en los Estados Unidos.
Sin embargo, sostuvo, coincidimos en que “la reforma a las instituciones electorales es indispensable para seguir garantizando mayor democracia”.
Ante prelados, víctimas, religiosos y religiosas, Sheinbaum resaltó que en este momento se debaten en México dos modelos de Nación y por lo tanto de seguridad: “uno, el de seguir transformando, erradicando la corrupción, los privilegios y donde la seguridad y la paz son fruto de la justicia en el más amplio sentido; o el del pasado, que pretende una regresión a la violencia del Estado, a la mano dura, a más cárceles.
“Esta última visión está basada en el miedo, que suele ser el combustible que utiliza el autoritarismo en muchas partes del mundo en tiempos electorales”.
Por otro lado, mencionó que hay más coincidencias entre el “Compromiso por la paz”, elaborado por la Iglesia, con los ejes de seguridad que dio a conocer la semana pasada.
“Coincidimos en un modelo que privilegia la atención a las causas de la violencia, la reconstrucción del tejido social y la continuidad en la construcción de un México en el que la paz sea fruto de la justicia”.
Creo firmemente en la paz, añadió “y sé que ustedes, también. Trabajemos juntos. Todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos el diálogo”, finalizó.
Con información del periódico La Jornada