Número Cero/ Excelsior
El estado de oposición y hostilidad agudizado por la emergencia del COVID-19 es infeccioso como el virus. La presión sobre el gobierno aumenta por el temor a las insuficiencias de su plan anticrisis con los recursos más bajos o “austeros” del mundo ante la peor depresión desde 1932. Para despresurizar y llevar la atención a otra parte, el Presidente ha llamado a adelantar el revocatorio de su mandato, sin advertir que la maniobra no deja más que inyección de aire comprimido en la recámara de la división y la confrontación en horas clave de la pandemia.
La propuesta hecha para ganar espacio a las fuertes críticas de empresarios, gobernadores y partidos por el manejo de la pandemia y el plan de reactivación económica sería normal en tiempos ordinarios, pero en el “Gran Confinamiento” atiza la tensión política. La inestabilidad política es el ingrediente que falta al coctel de factores inflamables de la contingencia. “Les ofrezco a los conservadores que sea el pueblo, de manera pacífica, el que decida. Esto ayudaría mucho para que se aminorara el ansia y que en este tiempo bajara el enojo”, dijo el Presidente en la línea de acusar propósitos de acoso y derribo en su contra, como suele decir cuando cae su aprobación en sondeos.
Aunque la idea de emparejar la consulta con las elecciones de 2021 no tiene mayor viabilidad por el rechazo opositor, la necesidad de desviar la atención de la crisis revela la inquietud de López Obrador por su popularidad aun a costa de arriesgar el foco del mayor problema, que hoy es salvar vidas. Por eso su narrativa no puede permitirse desenterrar el hacha de guerra, mientras la discusión es priorizar el acceso a la atención médica crítica por el desbordamiento de la capacidad sanitara. Parece fuera de lugar pensar en campañas políticas en situaciones apremiantes, como indica tener que ejecutar el criterio de vida completa a favor de enfermos que puedan vivir más tiempo, como pide la Guía Bioética del Consejo General de Salud.
La situación social es delicada para responder con recursos políticos que antes le sirvieron para enfrentar a sus críticos y mantener la cohesión de aliados, pero ahora pueden cavar su tumba. Primero, porque crece cada día el miedo al “pico” del contagio y la multiplicación de denuncias de personal médico por falta de protección y equipo para atender en hospitales del IMSS. Los escándalos refuerzan señalamientos sobre falta de previsión en la capacidad hospitalaria y adquisición de equipo imprescindible, como ventiladores y mascarillas para pacientes graves. Los médicos “caen como moscas”, ha dicho el gobernador Bonilla de BC.
Sobre las acciones contra la crisis sanitaria el gobierno tendrá que rendir cuentas, pero hoy no parece el momento en vísperas de una fase en que la vida puede depender del azar y una moneda al aire si hay empate con otro enfermo en cuidados intensivos. Por eso crece el temor al contagio, tanto como al salvamento de la crisis económica sin que el gobierno ofrezca medidas fiscales y monetarias suficientes para contener el golpe, como en la mayoría de los países.
Los cuestionamientos son cada vez más extendidos, incluso dentro de sus aliados y de Morena, por la falta de un acuerdo nacional para el plan de rescate de la economía ante la mayor caída de 6.60% del PIB en 2020, como pronostica el FMI. Los empresarios y gobernadores han elevado el tono de la crítica para abrir la llave del financiamiento público a la planta productiva, hasta hora obstruida por el puño cerrado de la política de austeridad presidencial, sin que el ardid del revocatorio lo atempere.
El Presidente reconoce el momento de inestabilidad en la economía global, como muestra su petición al FMI a esperar a ofrecer pronósticos para cuando amaine la tormenta. Pero ese olfato político parece atrofiado ante los riesgos internos, que debería servir, por ejemplo, a su ofrecimiento de “tregua” a sus detractores y diálogo con sus críticos para reducir la incertidumbre y la polarización. Sobre todo, para entender que los tiempos extraordinarios no dan cabida a jugadas políticas para rescatar su popularidad con distractores adornados como rendición de cuentas. Para eso ya habrá tiempo…