En Palacio Nacional sonríen.
Creen tener ya amarrada la contrarreforma eléctrica.
Es sólo la primera de una serie de reformas en puerta para dar vía libre a cuanto se presente al Congreso de la Unión por la Presidencia de la República en la segunda mitad del sexenio.
Total: sólo esperan la respuesta formal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a través del dirigente Alejandro Moreno, Alito, y el coordinador Rubén Moreira.
Y estos lo hicieron saber:
Están a disposición de reactivar el sector y dar rectoría a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) bajo el principio de regresar al “servicio público” de esa empresa.
En esas condiciones, es cosa de tiempo.
Habrá mesas de debate, foros, discusión, análisis de los cambios aprobados a principios del sexenio de Enrique Peña Nieto y al final la aprobación de un punto de acuerdo a favor.
La única duda es si se cumplirá lo dicho por el senador Jorge Carlos Ramírez Marín: “Los radicalismos no van a funcionar. No se trata de decir nada más sí, pero tampoco decir nada más no”.
BASTAN 53 DE 71
López Obrador tenía razón.
El 6 de junio, tras las elecciones, su derrota en la Ciudad de México pero con sus victorias en los estados, aseguró que buscaría apoyo parlamentario en el PRI.
Ya lo tiene.
Vea usted:
La alianza gubernamental Morena-PT-Verde dispone de 278 votos en San Lázaro para sacar reformas legales complementarias, pero insuficientes para modificar la Constitución.
La idea de recuperar a la CFE del radical Manuel Bartlett como un monopolio rígido y sin espacio para el mercado de competencia, el Gobierno sólo necesita 53 votos.
Y el PRI, sobre todo si vota en bloque, los tiene.
Son 71.
O sea, le sobrarían 18 reacios o convencidos de la libre participación del capital.
Aquí cabe una acotación:
En Palacio Nacional no ven cómo obtener sufragios de Acción Nacional (PAN, con 114 diputados), un partido liberal y desde su fundación aliado de la competencia abierta.
Tampoco de Movimiento Ciudadano (MC, 23 legisladores) porque una de sus luchas es contra el Gobierno de la república.
En esas condiciones, el juego pasaría a la Cámara de Senadores, donde el jefe del control político, Ricardo Monreal, es dueño de los hilos para operar los intereses de la 4T.
RICARDO ANAYA
1.- Ayer quedó confirmado lo adelantado aquí.
El panista Ricardo Anaya no se presentará a audiencias presenciales para enfrentar su proceso por los señalamientos de Emilio Lozoya para no ser detenido como Rosario Robles y Jorge Luis Lavalle.
Sus abogados consiguieron posponer el seguimiento del proceso y tendrán tiempo para analizar los miles y miles de legajos en los cuales está involucrado.
Pero llama la atención: ¿y Emilio Lozoya?
Él tiene todas las facilidades, inclusive la posibilidad de rectificar declaraciones, cambiar fojas, ofrecer nuevos testigos y hacer acusaciones adicionales.
Hay diferencias si se sirve o no a la 4T o usted ya sabe a quién.
Y 2.- En Oaxaca la lucha por la sucesión gubernamental en 2022 se da en distintos partidos.
En Morena la élite ya decidió por Susana Harp, aunque todavía falta la decisión superior, única en el partido del Gobierno y en el país.
Mientras tanto, en el PRI, partido gobernante con Alejandro Murat, se habla de Eviel Pérez Magaña como un político poco leal.
El rumor en Oaxaca es: buscó al dirigente de Movimiento Ciudadana (MC) Dante Delgado y a su operadora Ivonne Ortega para ofrecer el capital político logrado hace once años.
Más de 600 mil votos en aquel tiempo, con Ulises Ruiz como gobernador y en abierta operación por él a fin de hacerlo ganar, pero lo derrotó Gabino Cué, quien a la postre fue un fracaso.