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Coincido con la visión del Senador del PAN por Sonora, Damián Zepeda, respecto de que la oposición fracasó (salvo en CDMX) en esta elección.

Sin entrar en grillas, dimes y diretes del por qué del fracaso. Debemos reflexionar en los siguientes pasos a seguir para las elecciones del 2024, y quizás para la forma de actuar ante la revocación de mandato que seguramente el presidente impulsará para el 2022.

Primeramente, menciono que en lo que sí hubo una gran oportunidad y avances fue en la concientización de la sociedad civil de la imperiosa necesidad de que los ciudadanos que no tienen partido se involucren activamente en la política. Pero ya vimos que ello no fue suficiente para mover a los partidos a postular las mejores candidaturas. Para ello, es necesaria, tanto la presión de los ciudadanos sin partido como el involucramiento de ellos en los partidos, registrándose como militantes del partido de su preferencia.

Es decir, para poder vencer a Morena en las próximas elecciones, es indispensable la apertura de los partidos de oposición para que la selección de los candidatos caiga en la mujeres y hombres que cumplan con el perfil necesario. No solo irse o con los mismos políticos cuya única virtud es el de ser conocidos o con candidatos desconocidos cuya única virtud es estar cerca de las dirigencias locales o nacionales de los partidos, cercanía que regularmente se define como entrega y disciplina hacia los fines de las dirigencias que normalmente no coinciden con los fines que buscamos los ciudadanos, ni los que el país requiere.

También será necesario definir, explicar claramente y difundir el propósito que la oposición tiene para tomar el poder. No solo basta criticar lo malo que ha hecho el presidente y los daños que nos ha causado, sino que es necesario que la oposición defina el proyecto de país que desea. De lo contrario, nada más nos endilgan el que queremos regresar a como estábamos. Eso no es deseable para nadie.

Así que los mexicanos tenemos dos luchas por enfrente. La primera, que pudiere ser la más difícil es literalmente hacer la toma de las dirigencias de los partidos de oposición, para moverlos de sus intereses personales a los intereses de la Nación. Sí habrá muchas resistencias por parte de dichas dirigencias, y también habrá tentaciones para formar nuevos partidos, pero eso nada más nos dividirá más.

Debemos de aprovechar el hecho de que el único triunfo que logró la alianza Va por México fue haber aglutinado al PAN, PRI y PRD en lograr una coalición. Ahora dicha coalición debe permanecer unida en su desempeño en la Cámara de Diputados. Para ello, los ciudadanos debemos estar dando “marcaje personal” a los diputados respecto a sus votaciones y desempeño como legisladores, a fin de que sus desviaciones tengan consecuencias políticas y personales.

Así que los primeros pasos a seguir por parte de los ciudadanos sin partido es afiliarnos al partido que deseemos que no sea los de Morena y sus aliados. En el caso de que los partidos se mantengan cerrados para sus afiliaciones, hacer la presión política necesaria para la apertura. ¿Cómo?: con protestas, marchas, tomas de instalaciones, desplegados, denuncias en medios sociales, etc.

Después de ello, será necesario empezar a participar en las dirigencias, en los niveles municipales (alcaldías en CDMX), estatales y nacionales, para mover a los partidos a la conformación de un proyecto de nación que no sea de las ocurrencias de un solo hombre ni de un partido que desee excluir a una gran parte de la sociedad, sino que sea para el beneficio común de todos los mexicanos.