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Bien por la democracia en México, ahora sí un triunfo contundente para el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo de México (faltan únicamente correr los trámites de ley para que lo sea). Indudablemente que eso es lo que el pueblo ha querido, y lo tenemos que respetar sin resquemores y amarguras. Soy demócrata y me congratulo por la decisión firme y franca del electorado, aunque a mi no me haya beneficiado la decisión.

Pero ahora tenemos que ver lo que sigue, cuáles son los retos y cuáles son las oportunidades de este nuevo régimen. Por un lado, tenemos que considerar que el mayor reto que hay es que va haber muy poca oposición. Un solo bloque opositor no podrá parar una reforma constitucional promovida por el nuevo régimen, por lo que, de un plumazo, con poca operación política, se podría convencer a los legisladores del PRI el aprobar reformas constitucionales que le dieran al traste a nuestra democracia tan difícilmente construida. En el extremo, ese es el mayor reto que afrontamos.

Por ello, dependeremos de la buena voluntad de un solo hombre para que se gobierne bien a nuestro país. Las últimas entrevistas que ha dado AMLO a los medios de comunicación nos han mostrado, hasta ahora, a un hombre pausado, moderado, sin estridencias ni tonos fuertes. A un AMLO que no hemos conocido, si así se desempeña en el cargo, muchas cosas buenas podrían suceder.

Pero, por desgracia, dudo que, tanto los extremos negativos como los positivos se vayan a dar. Lo que queda del PRI, mucho me temo que rápidamente se subsuma al nuevo régimen. En el PAN, como acostumbramos, puede desatarse una cruenta lucha interna por querer crucificar a nuestras dirigencias, por lo que dudo que pueda el partido constituirse en una eficaz oposición, a lo menos, en el corto plazo.

Así que la única verdadera oposición que visualizo es la de la sociedad civil organizada, que deberá jugar un gran rol de contención a los posibles excesos del nuevo régimen. Creo que, por primera vez en nuestra historia, esa sociedad civil llevará a cuestas la difícil tarea de jugar un papel primordial de oposición en México.

Debemos cuidar principalmente que nuestra democracia no sea destruida, que haya disciplina financiera en el gobierno (esperemos que lo que ha dicho López Obrador de no incurrir en déficit fiscal sea cierto), que la propiedad privada sea respetada y que se mantengan los planos de libre comercio en el exterior para mantener nuestra fortaleza exportadora. Asimismo, debemos pugnar en fortalecer el Estado de Derecho y hacer fuertes a nuestras instituciones.

Hay que vigilar en que no se incurran en excesos populistas que afecten a nuestra economía, mantener la transparencia y transitar hacia un gobierno abierto.

Por lo que respecta a mi estado de Chihuahua, aunque se perdió la presidencia por parte del Frente, podemos decir que se obtuvieron 4 distritos electorales federales, cosa que no sucedía desde tiempos de Fox, y se mantuvo una precaria mayoría relativa en el Congreso del Estado, que puede ser eliminada si el PRI (que es muy probable) se somete a la primera minoría de la coalición presidida por MORENA.

El centro del estado quedó firme con el PAN, y el Municipio de Juárez se perdió todo ante MORENA. El balance final, nos deja lugar para las siguientes reflexiones: (1) el gobierno de Corral debe tener mejor desempeño, prueba de ello son los resultados en los municipios de Juárez y Cuauhtémoc y la pérdida de la senaduría; (2) el mal gobierno municipal de Cabada en Ciudad Juárez le fue cobrado a este por los ciudadanos; (3) los buenos gobiernos municipales del PAN en Chihuahua, Delicias y en el centro del Estado fueron debidamente premiados por los ciudadanos; (4) el buen gobierno del independiente en Parral y la alianza de facto hecha por el PAN con él fue debidamente recompensada por los ciudadanos.

En conclusión, podemos mencionar que el ciudadano tuvo la soberanía nacional en sus manos y se expresó según su leal saber y entender. Los partidos que antes detentaron el poder, el PRI y el PAN, deben de comprender que en democracia se pagan los errores y el mal desempeño de sus gobiernos y la corrupción se castiga severamente por los ciudadanos.

Esperemos que este nuevo régimen no destruya nuestra democracia y la responsabilidad de la sociedad civil en esta nueva etapa histórica de nuestra nación será primordial para mantener vigente a la democracia y a nuestras instituciones.

Esperemos que Andrés Manuel López Obrador se desempeñe con esmero, prudencia, sabiduría y madurez, no dejándose llevar por la concupiscencia del poder. Si lo hace bien, quedará inscrito en la historia como el mejor presidente de México.