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Grandes son las expectativas sobre el próximo gobierno que entra en el poder a partir de las cero horas del 1º de octubre. Pero lo único que tenemos para normar nuestro criterio, fuera de la esperanza enfermiza que tenemos los mexicanos, son las siguientes características y hechos sobre nuestra próxima presidente:

1. Ella es la pupila favorita de AMLO.
2. Ella tiene innumerables antecedentes para considerarla como socialista (en el mejor de los casos) o comunista (en el peor de los casos).
3. Durante su campaña y como presidente electa, no ha contradicho en lo absoluto lo que impulsa y dice AMLO. Al contrario, con vehemencia lo ha apoyado.
4. Hubo un pequeño ápice de moderación cuando expresó que había que llevarse despacio el proceso para la reforma del Poder Judicial, pero, después de un citatorio atendido en Palacio Nacional, rectificó y apoyó el fast track del proceso.
5. Constantemente niega, sin ningún argumento, que las reformas del Plan C de AMLO son nocivas para México y que tendrán un costo político (retroceso en el avance democrático y entrada a un gobierno autocrático, tiránico y dictatorial [para escoger]) y económico (posible expulsión del T-Mec, fuga masiva de capitales, devaluación e hiperinflación, así como pérdida de empleo y de inversión).
6. El único dato que percibo alentador es el anuncio que recientemente hizo de acudir a Acapulco el 2 de octubre a revisar lo sucedido con el Huracán John.

Tomando en consideración lo anterior, se podría concluir que el gobierno de Claudia será:

1. De izquierda.
2. Con un gran enfoque a mantener el poder concentrado, sin que el pueblo tenga medios de defensa en contra de los ataques provenientes del poder.
3. Militarizado, para mantener el control sobre la población, y esperemos que para combatir al crimen organizado (no me imagino a Claudia pactando con ellos).
4. Para tomar posesión de los medios de producción, empezando por los llamados monopolios naturales.
5. Disminuir al máximo la participación privada de la economía.

Si esto sucede, podemos augurar una gran crisis financiera y social que se puede exacerbar al máximo en un plazo muy corto.

Si Claudia, por el contrario, resultare moderada, concienzuda y moderna en su forma de proceder, pudiera llevar un gobierno con estas características.

1. Suspender la reforma judicial por problemas de instrumentación, como primer paso a su reversión total. Podría impulsar al Congreso, con recomendación del INE a enmendar la reforma constitucional adicionándole un artículo transitorio en el sentido de suspender los plazos de instrumentación establecidos en la Constitución para poner en práctica la reforma judicial, hasta que el INE emita una recomendación sobre sus pasos de instrumentación. Con ello congelaría la reforma para calmar el nerviosismo de los mercados financieros internacionales, para después promover un cambio constitucional bien pensado para reformar al Poder Judicial sin que pierda su independencia.
2. Moderar la intervención del ejército en la materia de seguridad, empezando por darle fuerza a la Secretaría de Seguridad Pública para dictar las políticas de seguridad; limitar la actuación del ejército y la Guardia Nacional al respeto irrestricto de los derechos humanos, como antesala de regresar a la fuerza civil el ámbito de la seguridad pública.
3. Reestructurar a PEMEX y a la CFE para hacerlas viables permitiendo la participación privada en apoyo de sus funciones de una manera en que se abatan costos y se mejore sustancialmente su desempeño.
4. Estructurar los programas sociales con reglas de operación eliminando las fugas que existen en este momento.
5. Suspender las obras del Tren Maya, y concesionar los tramos que sean productivos.
6. Terminar Dos Bocas de una manera eficiente y dotarla de la infraestructura necesaria para hacerla productiva.
7. Regresar a la instrumentación de las rondas petroleras y a la participación privada en la generación de energía eléctrica, y permitir la asociación privada con CFE en obras de transmisión eléctrica.
8. Establecer una reforma fiscal que amplíe la base de contribuyentes, dándole a las entidades federativas las facultades de regular a los informales.
9. Terminar las obras del Corredor Transístmico.

Hay grandes oportunidades de hacer lo correcto, que, si se logra, tendremos muchos años más de Morena, pero si no lo hacen, la realidad los puede rebasar y pudieren perder el poder mucho más rápido de lo que ellos se imaginan. Veremos qué pasa.