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Está bien, la democracia hizo triunfar a nuestro presidente. De acuerdo, nuestro país ha estado invadido de corruptos que impunemente han dilapidado la riqueza nacional. Es cierto, el PAN en dos sexenios tuvo la oportunidad histórica de cambiar al país y encausarlo hacia el primer mundo, creando un Estado de Derecho sólido, pero desperdició esa oportunidad y cometió el grave error de hacer permanecer vivo y coleando al sistema del PRI que se refugió en los Estados, otorgándole recursos públicos sin controles de corrupción ni desempeño a los gobernadores corruptos del PRI y de los demás partidos, incluyendo al Distrito Federal, para que al fortalecerse, recuperara el PRI el poder en el 2012 y el actual presidente en el 2018.

El problema que ahora enfrentamos es que el pueblo se encuentra inmerso en el populismo alimentado por el odio. La gente, deseosa de venganza, quiere destruir a todos los gobernantes que antecedieron al actual gobierno culpándolos de todos los males del país.

Todo lo pasado fue malo, salvo los años del Desarrollo Estabilizador. Haga lo que haga el presente gobierno es bueno. Esta percepción está brillantemente alimentada cotidianamente por el presidente, quien en sus conferencias mañaneras principalmente se encarga de alimentar veneno a todo lo que le antecedió, haciéndolo también responsable de lo malo que sucede en el presente.

Si no hay crecimiento económico es debido a los conservadores, neoliberales, neoporfiristas, reaccionarios del PAN (tratando de evitar lo más que se pueda al gobierno del PRI de Peña Nieto).

Si no hay resultados en materia de seguridad, es porque Calderón le pegó al avispero que ha hecho imparable al crimen organizado.

Si existe un gobierno autoritario que no respeta el Estado de Derecho, es que hacerlo son meras leguleyadas impulsadas por sus adversarios que desean mantener sus privilegios.

Pero se nos olvida a los mexicanos lo que debe de ser la función del gobierno: darnos seguridad y justicia, antes que nada, cosa que el actual gobierno no hace acción alguna para lograrlo. Generar los entornos necesarios para que los mexicanos en lo individual crezcamos como seres humanos para lograr nuestros anhelos en la vida y cumplamos con nuestra vocación y logremos nuestros sueños, eso nunca se logrará repartiendo dinero.

Pasamos de lado, que la función del gobierno es generarnos los entornos necesarios para lograr lo anterior, que es el Bien Común. Y para ello se necesita un orden institucional, que genere las condiciones necesarias para la inversión, para crear empleos que a su vez forjan la riqueza necesaria para fortalecer al Estado, que propicia oportunidades para una buena vida digna de trabajo y responsabilidad, que hacen crecer al país y distribuyen justamente la riqueza.

No es con un populismo de odio y de venganza y con la repartición de dádivas a los ciudadanos como generaremos al México de prosperidad que todos queremos. No es con la crítica destructiva y corrosiva con la que vamos a prosperar, sino con un gobierno ordenado, eficaz, inteligente y responsable que se enfoque no en quitarle negocios a los particulares para pasarlos a monopolios del gobierno administrados por burócratas irresponsables como Barttlet en la CFE y a incompetentes como Octavio Romero en PEMEX, como vamos a generar riqueza y crecimiento en el país.

Esperemos que el pueblo comprenda que se le ha estado alimentando populismo y odio, con el único fin de que un nuevo grupo de políticos, que se asocian con otra mafia del poder, se incrusten por largos años para mantenerse en el poder para su beneficio.

Concentrémonos en hacer comprender a los electores que los diputados de MORENA únicamente trabajan para mantener vigente a este nuevo sistema de explotación, y que lo único que nos salvará es regresar a las raíces de un gobierno auténticamente republicano que genere un orden basado en las instituciones para generar el deseado bien común.