La semana pasada, el presidente dijo en una de sus “mañaneras” que “México no es tierra de conquista” y que “no van a venir a saquearnos, se acabó eso”. Lo anterior se refería a la inversión que Iberdrola, compañía española que aplicaría $1,200 millones de dólares con recursos propios, para la construcción en Tuxpan, Ver. en una planta generadora de electricidad de ciclo combinado, a alimentarse con gas natural, y que la CFE le ha negado el suministro de dicho combustible, haciendo inviable la inversión.
El hecho descrito con anterioridad manifiesta la clara xenofobia que el presidente siente por los españoles, si aunamos la ridícula petición que hizo al Reino de España para que nos pidan perdón por la conquista.
El presidente considera como una “vergüenza” que en Ibedrola esté trabajando una exsecretaria de Energía del gobierno de México, como si eso fuera ilegal o inmoral.
Se me hace lamentable que en el país que tiene celebrados el mayor número de tratados internacionales comerciales en el mundo, que ha sido ejemplo de apertura hacia la inversión extranjera y que nos hemos convertido por ello como campeones en el mundo de las exportaciones (México exporta más manufacturas que todo Latinoamérica, incluyendo Brazil), tengamos a un jefe de Estado con estas actitudes xenofóbicas del Siglo XIX, ante una inversión, por el hecho de que se aplican recursos de capital para suministrar energía al país y que uno de sus funcionarios sea una Ex-secretaria de Energía.
México es el principal ejemplo de un país con una raza que proviene de dos continentes y dos culturas que se subsumieron en una nueva: la mexicana. Se puede decir que más del 90% de los mexicanos somos mestizos (resultado de una mezcla de indígena con europeo), aunque existen diversas teorías respecto de la dificultad de esta medición, ya que las estadísticas sobre quienes no son mestizos, sino indígenas se han centrado principalmente en el idioma, aunque no todos los que hablan en lenguas originarias son indios puros.
Habiendo dicho esto, ¿quiénes son los conquistadores y quiénes los conquistados? Por favor, creo que esta discusión en nuestros tiempos es inútil y fútil, ya que la inmensa mayoría de los mexicanos provenimos de las dos razas, con diversos niveles de mezcla.
Así que tener a un presidente que nos remonte a la lucha de castas de la época de la Colonia se me hace infantil, pero ante la investidura de nuestro primer mandatario, se me hace ese infantilismo punto menos que vergonzoso sino catastrófico.
La reforma energética en electricidad, conforme a nuestra constitución, da derecho a la iniciativa privada, nacional o extranjera a invertir en la generación de electricidad para la venta directa a los grandes consumidores autorizados, o a al CENACE, pagándole un precio justo, determinado por la Comisión Reguladora de Energía a la CFE, por la transmisión y distribución del fluido eléctrico.
Si la CFE tiene también la facultad de suministrar gas natural a los generadores de energía, el pretender ahorcar una inversión ejerciendo una clara práctica monopólica de negarse al suministro, es una clara violación a las leyes de competencia económica. Pero que un presidente eche en público en una conferencia oficial de su presidencia, que “ya no van a venir a saquearnos” y que “México no es tierra de conquista”, por el solo hecho de que el inversionista que construye una planta generadora de electricidad es una compañía española, es además de faltar al respeto al Estado de Derecho, manda una señal terrible a las inversiones privadas en México de que las mismas estarán sujetas a los prejuicios históricos/ideológicos/y raciales del jefe del Estado mexicano.
En estos tiempos de pandemia y decrecimiento económico, estas actitudes son punto menos que criminales. La única forma de resolverlas es quitarle al presidente su mayoría en el Congreso y revocarle el mandato en 2022.