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Está por concluir el primer mes de la presente administración y hemos visto que el segundo piso de la 4T está encaminado más a reinstaurar una monarquía que ha seguir desarrollando una verdadera democracia.

Esto es la involución que muestra nuestra frágil democracia nos ha llevado a retroceder varios años atrás para ver como el “partido hegemónico” vuelve a aparecer, pero con mayores bríos para imponer un populismo que ciega a mucha gente y que le hace pensar que estamos mejor que antes.

Sin duda, y como lo he señalado varias veces, los resultados dejados por la administración pasada son negativos, sin embargo, todo esto se cubrió con populismo que convirtió al gobierno en un ente paternalista, que resuelve todos los problemas de México y con ello hacer sentir feliz a su gente.

Porque solo comprando voluntades puede explicarse porque Morena y sus aliados lograron permanecer en el poder aun cuando los resultados son negativos.

El gobierno que se autodenomina humanista mostró todo lo contrario y esto se demostró en la destrucción de los sistemas de salud, y educativo que han arrojado a más de 40 millones de personas sin seguridad social y nuevas generaciones de mexicanos a ser ideologizados desde sus primeros años escolares.

Se establecieron los programas sociales como constitucionales, pero bajo la idea de que esos recursos eran otorgados por una persona y no que esos recursos salen de todos los mexicanos que cumplen con sus obligaciones fiscales.

Se instrumento un discurso en favor de los pobres que sirvió como la herramienta más eficaz para colocar a una persona como Mesías y a su proyecto como el instrumento libertador del neoliberalismo.

Se cubrieron cuidadosamente todos los actos de corrupción que existieron y que no serán sancionados en la presente administración. Se envió un ejército de personas, los siervos de la nación, para cubrir las calles de todo México para convencer a la gente de la continuidad o perderían “esos privilegios otorgados”, en la peor administración federal de los últimos tiempos.

Se manejo de una manera discreta el endeudamiento del país y el aumento del gasto público que también incremento la deuda interna, para manifestar que las finanzas públicas estaban sanas. Sin embargo el resultado real es un país altamente endeudado y con pocas posibilidades de que en este sexenio logremos crecimientos económicos por encima del 3 por ciento. Esto condena a los mexicanos a seguir viviendo en una mediocridad y un incremento de pobreza,

Se utilizó el nacionalismo como otro instrumento para someter a la gente y acompañado de discursos de soberanía nacional, que permiten atropellar y desaparecer a los contrapesos y con ello regresar a la opacidad gubernamental, caldo de cultivo de la corrupción.

Se instrumentó una revolución imaginaria que es inacabable porque nada ha cambiado para bien si no, repito, hemos retrocedido.

México se encuentra en unan situación crítica, que, de no aplicarse políticas públicas adecuadas, el futuro cercano se observa más delicado, y para evitar que la nueva monarquía caiga, quienes sufrirán primero serán los pobres.

Casi se cumple el primer mes y se percibe que el rumbo del país no cambiará para nada.