La militarización tiene prisa.
En la Guardia Nacional desde hace meses está en marcha la sustitución de policías de carrera por cuadros castrenses, desde comisarios hasta conductores de patrullas.
No importa la falta de experiencia de los nuevos elementos de caminos y por ello el resultado hasta el momento: 10% de unidades recién estrenadas han sido chocadas.
En Aduanas pasa lo mismo.
En la dependencia del devaluado Horacio Duarte en popularidad -apenas 7.3% según la encuesta de Mario Delgado- también está en curso la sustitución de civiles.
El Gobierno le llama Estrategia para el Fortalecimiento de las Aduanas y debe concluir el 5 de diciembre próximo, incluido personal de inspección, operativo y administrativo.
En esa fecha la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) estará plenamente bajo control militar, según oficio del general de brigada José Martín Luna de la Luz, asentado en Puebla.
ENREDOS EN EDOMEX
La alianza pareciera apostar a perder.
Hablamos de la sociedad del PRI, PAN y PRD en el Estado de México.
Mientras el Gobierno hace campaña y organiza a los beneficiarios de los programas sociales para favorecer a Delfina Gómez, la oposición se desorganiza más.
Malo para Va por México, o Va por el Estado de México, porque tiene posibilidades de victoria y cuadros para enfrentar a la candidata oficial.
Todos son competitivos:
Enrique Vargas del Villar, postulado por el PAN y Marko Cortés para medir su popularidad con priistas y perredistas.
Alejandra del Moral, seleccionada por Alfredo del Mazo y Enrique Peña porque la consideran con currículum y habilidad discursiva para imponerse.
Ana Lilia Herrera, diputada federal con historial y méritos propios y a quien apoyan varios exgobernadores mexiquenses.
DESLIZ DE ERIC SEVILLA
A estas alturas ya debiera estar prefigurada la contienda.
Palacio Nacional supervisa la estrategia para Delfina Gómez, cuya candidatura quedó definida en 2017 tras su derrota ante Alfredo del Mazo.
Todo lo demás ha sido mascarada: encuestas manejadas para confirmarla y devaluar a Higinio Martínez con apenas 9.6% de popularidad, superado por Fernando Vilchis y seguido por Horacio Duarte.
Fueron llamados al orden y ellos aceptaron.
Pero enfrente la postulación del panista Enrique Vargas, la semana pasada, fue una señal de descontrol porque muchos dieron por rota la alianza.
Daño mayor causó lo hecho el domingo por el dirigente tricolor mexiquense Eric Sevilla, donde sumó a la contienda interna a Carolina Monroy.
Lo hizo, agravio mayor, ante dos aspirantes con legítimo derecho, Ana Lilia Herrera y Laura Barrera, lo cual confundió porque todos vieron el mensaje del gobernador Alfredo del Mazo.
No hay tal: la propia Carolina salió a aclarar su desinterés por participar en un proceso todavía sin reglas, sin objetivo y quién sabe qué destino.
¿Qué necesidad de enredar el ambiente?
Aquí sólo puede darse un dato cierto: el PAN quiere medir la popularidad de Enrique Vargas y el PRI presenta a Alejandra del Moral y a Ana Lilia Herrera.
¿Por qué?
Por un supuesto aparentemente definido: en Coahuila irá un hombre, Manolo Jiménez, y la paridad de género obliga a contender con una mujer por el Palacio de Toluca.