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Los altos niveles de violencia que se registran en México y que han dejado hasta el momento más de 173 mil muertos, nos muestra que aun cuando no quieran reconocerlo, existe ingobernabilidad en el país.

Porque a pesar de que las fuerzas armadas en nuestro país en este régimen han tomado un lugar primordial, en la economía nacional, su actuación para impedir la violencia es casi nula, solo son de reacción, porque están mas ocupados construyendo cualquier tipo de obra que se le ocurra al inquilino de Palacio Nacional, y luego administrarlas para beneficio de las mismas fuerzas armadas y no de la población, que combatir a los grupos criminales existentes en el territorio nacional.

Los secretarios de estado de Marina y del Ejército, ahora son hombres más preocupados por las variantes económicas que por diseñar estrategias que permitan bajar esos altos índices de violencia en el país.

Esto quizás porque desde el gobierno federal se piensa, que los homicidios, feminicidos, desapariciones de personas son delitos que en su mayoría corresponden resolver a la autoridades donde se cometen, entiéndase el alcalde y al gobernador, y que solo el trafico de estupefacientes y armas, corresponde al gobierno federal a través de la reacción de las fuerzas armadas.

Ante la política de “abrazos y no balazos” el diseño de estrategias, para atacar las causas de la violencia y desintegración social que diario se vive, solo da como resultado un fracaso enorme para este gobierno.

México no esta en guerra y no existen conflicto de guerrillas, pero los niveles altos de violencia muestran que este sexenio supera en muchos los sexenios anteriores de este nuevo milenio y los llamados neoliberales del anterior siglo, que tanto critica el tabasqueño. Los números son fríos y de acuerdo a la consultora T-research, que con datos del INEGI y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, elaboran análisis de la situación prevaleciente, muestran que cada año se superan los niveles de esos sexenios, desde Fox hasta Peña, para colocar a este régimen con el mayor nivel de violencia.

Esto hace ver al sexenio actual como uno perdido en este rubro y aun cuando se intenta cambiar las cifras para demostrar que la realidad no existe y que “los otros datos” que tiene el originario de Macuspana, son los reales, la gente vive con miedo en el país.

Porque a estos índices de violencia deben sumarse las desapariciones, forzadas o no localizadas, que no solo proviene de los grupos criminales, sino de las mismas fuerzas armadas.

Estos desparecidos o no localizados pueden estar en su mayoría aun enterrados o simplemente desmembrados, porque los anfiteatros y laboratorios de los Servicios Médicos Forenses, señalan que existen más 46 mil cadáveres o restos humanos que no han sido identificados.

Y pese a que se ha intentado “desparecer” de la lista a muchos “desaparecidos”, las cifras siguen en incremento cada día en México.

Por tanto es preocupante que la candidata del partido oficial no hable sobre esto, porque no hay respuestas razonables ante estos índices de violencia, que no sea la nula acción para impedirlo: Porque esto comienza desde una alta de planeación de cómo crear riqueza, es decir colocar a toda la gente en una empresa, apoyar a emprendedores con crecimiento o en una política laborara que mas que “apoyos” económicos” se convierta en generación de producción y riqueza, para que la gente tenga dinero, no ande buscando “formas fáciles” de ganárselo y que la sociedad pueda vivir en paz.

La violencia se origina desde la desintegración familiar por falta de recursos económicos y de valores, no hay otra cosa, pero este gobierno que manifestó que acabaría con la violencia desde sus causas, no las ha encontrado, porque no tiene idea de cómo generar riqueza para todos.

Por ello debe preocuparnos la indolencia de este gobierno y ahora de su candidata para el próximo. López Obrador pasará a la historia como el presidente del sexenio mas violento, sin guerra o guerrillas, porque no hubo capacidad para combatirla