¿La 4T es una faramalla? ¿Su Alteza Serenísima es una persona faramallosa?
La evidencia cotidiana no miente, desde el mensaje en el púlpito mañanero y hasta el activismo partidista de simulación y escándalo, amén de los actos de corrupción que son escondidos bajo la alfombra; aunque hay quienes amanecen con un México de fantasía. ¿El pueblo bueno?
Ya de poco uso, el término coloquial faramalla es aplicable al decir y actuar del licenciado Andrés Manuel y de su gestión. ¿Por qué?
Faramalla, dícese de la “situación exagerada, aparatosa o escandalosa, en ocasiones falsa, con que se pretende llamar la atención”. Llanamente la faramalla es un engaño.
Y Su Alteza Serenísima rescató el término cuando, al inicio de semana, en un acto cerrado en la zona militar de Chetumal, Quintana Roo, presumió de la ausencia de corrupción en su gobierno, aunque poco antes estalló contra el secretario del juzgado que le dio sabadazo al Güero Palma y lo dejó en libertad. ¿Eso no es corrupción? Bueno.
Hace poco, con el pañuelito blanco en ristre Su Alteza Serenísima presumió que si el Presidente no es corrupto, es que la corrupción se acabó. ¡Ajá! ¿Faramalla?
Y en la mañanera desde Chetumal, este lunes de inicio de semana, descalificó nuevamente a la prensa y hasta se fue contra los corresponsales extranjeros, quienes dijo ya no son consentidos e incluso Chucho Ramírez no tiene una oficina especial para atenderlos. ¡Ah!, qué faramalloso licenciado presidente.
Engañabobos y desmemoriado a propósito, el licenciado Andrés Manuel dijo que antes se hacía escándalo cuando se detenía a un funcionario corrupto. Hoy no, adujo, porque no los hay y su fuerte, su fuerte, no es la venganza ni el rencor.
El niño cantor Emilio Lozoya Austin, el consentido de la faramalla justiciera de la 4T, debió sonreír al enterarse de esta declaración del machuchón de Palacio que viaja en camionetotas que pertenecieron al equipazo que el Estado Mayor Presidencial puso a disposición durante seis años al culto Enrique Peña Nieto y et al.
También Rosario Robles Berlanga, desde su celda fifí en Santa Martha Acatitla, movió la cabeza y sonriente debió comentar en voz baja: “este Andrés Manuel no cambia”.
Lea usted lo que dijo, ante selecto auditorio, Su Alteza Serenísima en Chetumal:
“(…) Ahora salen muchas cosas en los medios, no sólo en los nacionales, también los internacionales. Muchas noticias falsas, hasta en los más famosos, el New York Times, Washington Post, el Wall Street Journal, el Financial Times. A veces desinforman, no tienen ética en el manejo de su información; y a lo mejor los directivos ni lo saben, muchas veces son los corresponsales que antes los apapachaban, los trataban muy bien en el gobierno federal. Ya Jesús no tiene un departamento de atención a corresponsales extranjeros.
“Entonces, antes eran consentidos, se les colmaba de atenciones, de privilegios, y además toda esa prensa pues también defiende a grupos de intereses creados.
“(…) Antes, también, salía una editorial en el New York Times y ¡qué barbaridad!, causaba estragos; ahora no. En aquel tiempo causaba estragos porque estaban haciendo una denuncia sobre un funcionario corrupto, pero ahora ¿qué pueden escribir?, acerca de que nosotros estemos promoviendo o tolerando la corrupción.
–Pero no hay ninguno en cárcel hasta el momento—le recordó una reportera.
¡Ajajá! Pero, faramalloso, el licenciado Andrés Manuel que todo lo sabe porque tiene otros datos, respondió:
“Porque lo dijimos, que no se trataba de perseguir y de hacer política con venganzas, no es mi fuerte la venganza. Antes, todo era espectacular.
“¿Se acuerdan de cómo entró Salinas y metió a la cárcel a un líder petrolero y luego metió a la cárcel a un empresario y aplausos? ‘Este sí va a poner orden, se acabó la corrupción’. Puro show.
“¿Cuál fue el gobierno más corrupto del periodo neoliberal?, ¿en qué gobierno se entregaron más bienes del pueblo y de la nación a particulares allegados a Salinas?
“Entonces, toda esa faramalla ya no tiene ningún efecto”.
Bueno, bueno, así es Su Alteza Serenísima, ¿qué se la va a hacer? Faramalloso, faramalloso. ¿Y Lozoya y Rosario y Alonso Ancira y…? Bien que aplique la ley y meta a prisión a ex funcionarios públicos y empresarios pillos que se enriquecieron en el maldito periodo neoliberal. Pero, como planteó la colega no hay ninguno en la cárcel.
¿Faramalla? Indudable, como el hecho demagógico de andar con la petición de perdón a los pueblos indígenas que fueron explotados y esclavizados por peninsulares, criollos, mestizos y extranjeros que vinieron con la conquista e hicieron riqueza de esa praxis, incluso hasta principios del siglo pasado en el remanente del porfirismo.
¿Qué ha cambiado para los indios yaqui, a los que fue a pedir perdón? ¿Qué ha cambiado para los indígenas tarahumaras visitados por el licenciado Andrés Manuel? ¿Qué ha cambiado, que no sean caminos vecinales construidos con cemento en la sierra oaxaqueña? Siguen sumidos en la pobreza e incluso algunos, olvidados de la palabra de campaña, se volvieron comunidades miserables.
En el acto celebrado en la comunidad de Tihosuco, municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, Su Alteza Serenísima, dijo que “por un imperativo de ética de gobierno, pero también por convicción propia, ofrecemos las más sinceras disculpas al pueblo maya por los terribles abusos que cometieron particulares y autoridades nacionales y extranjeras en la conquista, durante los tres siglos de dominación colonial y en dos siglos del México independiente”. ¿Y?
Pero, ante este acto de contrición presidencial, lea usted lo que dijo la indígena maya que intervino en el acto:
“En este sentido, señor presidente de la República, le quiero comentar varias cosas. Quizás no tengamos tiempo, pero en primer término yo quisiera -porque así lo vemos nosotros- que su visita a Tihosuco el día de hoy para pedir perdón a los mayas, nosotros hemos platicado y hemos consultado entre nosotros y hemos concluido que la petición de perdón, señor presidente, para que no se vea únicamente como un evento demagógico, sea capaz el Estado mexicano de diseñar un programa de desarrollo indígena regional y que tenga como centro nuestra ciudad de Felipe Carrillo Puerto.
“¿Por qué lo digo?
“Porque desde hace dos años, señor presidente, lo ando persiguiendo precisamente para plantearle este problema.
“Nos han dicho la Semarnat, el INPI, que nos va a atender, pero de pronto, señor presidente, nos cancelan todas las reuniones para exponer este problema. Yo no veo ninguna justificación, ningún motivo suficiente de peso para que esto no camine”.
“Señor presidente:
“Le agradezco que me haya escuchado. Espero que esta plática entre los mayas con usted no sea la única, ni la última. Y si le pido, señor presidente, si lo agarro así de repente a lo mejor no me pueda dar la respuesta, pero al menos, señor presidente, se lo dejo pendiente y quisiera a través de cualquiera de sus funcionarios nos escuche y nos atienda”.
¿Pedir perdón como para qué? Faramalla, señoras y señores. ¿No son iguales a los odiados neoliberales?
Hace DOS AÑOS, dijo la indígena maya, lo ha perseguido para plantearle el problema que tienen los mayas en esta región de Quintana Roo. He ahí la faramalla para pedir perdón a los indígenas mayas pero a puerta cerrada.
Y afuera, lo mismo en Chetumal que en esta comunidad de Tihosuco, los mayas protestaban contra la demagogia. Y es que pedir perdón no da de comer, no lleva progreso y sí mezquindad para que los mayas no protesten contra el trenecito que le va a romper la madre a la madre naturaleza que dizque le dio permiso al licenciado López Obrador para construir el Tren Maya. ¡Pura faramalla del faramalloso que vive en Palacio! Conste.
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