COMPARTIR

Loading

No es noticia de acarreo porque no votó.

Pero es muy buena.

En ella puede ir la salud de todos los mexicanos, agobiados con políticas improvisadas y generalizado desabasto de medicinas.

Por fin, tras tres años, cuatro meses y ocho días de resistencia gubernamental, hubo un diálogo abierto y terso entre la industria farmacéutica y funcionarios.

Se dio en la Cofepris, otrora cerrada a quejas, trámites y permisos.

Quién sabe si habrá sido mérito del comisionado Alejandro Svarch o del nuevo presidente de la Amelaf, Luis Verduzco.

O de los dos.

El paso está dado y los compromisos están en marcha: dar seguimiento para combatir el rezago de trámites, crear un comité de moléculas y ponderar la investigación clínica.

Acudieron representantes de cámaras y asociaciones de la industria: Canacintra, Canifarma, Amelaf, Anafam y Amiif.

PISO PAREJO

Todos tuvieron turno.

Cada uno expuso los problemas generales y propios, sin caer en la vieja costumbre de Cofepris de escuchar solamente a representantes comerciales.

Ya ni siquiera se mencionó a José Alonso Novelo Baeza, el excomisionado cuya costumbre era encerrarse para no dar audiencia.

Y menos resolver trámites, de lo cual da fe un hecho: hay laboratorios con su domicilio histórico porque llevan cuatro años sin recibir el alta del “nuevo”, con altos costos en renta y trámites burocráticos.

Un clamor generalizado de los empresarios del ramo es concentrar a la Comisión en aspectos fundamentales para la población, en especial medicinas y alimentos.

Sin la autonomía de antaño y dependiente del subsecretario Hugo López-Gatell, atiende desde la contaminación en playas, servicio en restaurantes y hasta fertilizantes.

Otro clamor es la igualdad de oportunidades –“piso parejo”, le llaman los afectados- a los proveedores nacionales para competir con los foráneos.

A principios del sexenio las peticiones se llevaban ante la Oficialía Mayor de Hacienda con Raquel Buenrostro y luego cuando se privilegiaron a extranjeros vía UNOPS.

Ante la emergencia derivada de incumplimientos de ese órgano de la ONU, hoy el sector parece más abierto y la producción nacional abastece casi 95% del mercado.

–México puede ser potencia mundial si en lugar de restricciones hubiera impulso y atención -sostiene Juan de Villafranca, presidente ejecutivo de Amelaf.

¿Y EL AIFA?

Los nuevos funcionarios aeroportuarios no aprendieron la lección de diciembre.

Entonces, durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, otorgaron permisos sin fin y fue un caos el viejo aeropuerto capitalino, el AICM.

Se esperaba no repetir ese problema con la operación del súper promocionado aeropuerto de Santa Lucía, rebautizado como Felipe Ángeles.

Pero en nada ha contribuido.

No han rendido frutos maduros el gran esfuerzo del general Gustavo Vallejo para terminarlo a tiempo y la promoción del administrador Agustín Radilla.

La gente pide salir de y llegar al AICM y ahí Carlos Morán cometió el mismo error de fin de año: dejar hacer a las aerolíneas -Aeroméxico es mano-.

Tampoco ha aparecido la AFAC, la agencia de Carlos Antonio Rodríguez responsable de poner orden.