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El enojo del inquilino e Palacio Nacional, sobre los supuestos boots, que etiqueta a su persona relacionándola con el narcotráfico, realmente muestra que poco le interesa combatir a este cáncer social, porque esta más preocupado si mismo y no por dar seguridad a los mexicanos.

Es muy probable que esta etiqueta lleva muchas vistas y tendrá aun muchas más, derivado de que muchos mexicanos expresan l oque sienten y los extranjeros están interesados por saber la verdad de cómo ha actuado el macuspano, antes y durante su administración federal.

Los hechos confirman su actuar, y esto debería ser un elemento para analizar de parte de todos los ciudadanos mexicanos y decidir en los comicios del próximo mes de junio que rumbo queremos que tenga el país, para los próximos seis años.

Durante este sexenio ha existido una inacción de parte de este gobierno para combatir al narcotráfico, combatirlo no solamente con armas, sino con una estrategia de investigación e inteligencia para arrestar y enjuiciar a los o las principales cabezas de este llamado crimen organizado.

Sin embargo el tabasqueño pretende cambiar el sentido de la preocupación y minimiza los comentarios de la gente que si esta preocupada ante esta incapacidad presente de combatir al crimen organizado, reiterando que son robots que se activan en las redes y que quieren dañar su imagen.

En egocentrismo es más grande que su obligación y por ello le duele y molesta ser calificado como un amigo del narcotráfico, pero no ha hecho nada para demostrar que no lo es.

Desde el momento de manifestar que los delincuentes también tiene derechos, prioriza esos derechos de extorsionar, de cobrar piso, de fabricar y trasladar no solo drogas, sino armas y hasta gente para hacer negocio, de apoderarse de territorios haciendo a sus habitantes empleados sin derechos pero con obligaciones de pago, olvidándose de los derechos establecidos en nuestra Constitución y que es su obligación cumplir y hacer cumplir.

Sus declaraciones de “no me vengan que la ley es la ley” solo demuestra que la única ley es la que emana de él. Y su política de “abrazos y no balazos” ha servido para justificar el uso que hace él de las Fuerzas armadas del país.

Así ha convertido en un país, donde el crimen organizado cogobierna en algunas partes del territorio, donde las autoridades políticas, no son respetadas, porque la ley del crimen organizado esta por encima de la ley nacional.

Es cierto que recibió un país con una situación grave, pero no ha hecho absolutamente nada para remediarlo, sino al contrario ha permitido que la situación empeore.

La ausencia de un Estado y sus leyes permite que el crimen organizado avance y logre capturar a las autoridades políticas, que a través de alcanzar una posición más alta, solo voltean la cara y no quieren ver el desorden y se convierten en cómplices, saludando la delincuencia, se arrodillan ante esta y festejan con ellos sus triunfos.

El tabasqueño entiende que su incapacidad o irresponsabilidad le puede hacer perder el poder y con ello no tener con que negociar ante un enemigo que lo ha hecho crecer y que podría convertirse en su verdugo.

Ahora a los ciudadanos corresponde decidir el futuro de nuestro país y mantener la posibilidad de seguir haciéndolo durante muchos años más o permitir ser rehén de los intereses de grupos criminales