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Hace muchos años, en el extremo de la ironía y la sagacidad profesional, el inolvidable José Pagés Llergo decía: si las cosas siguen así, vamos a poner un anuncio en el periódico: se solicitan abogados con bicicleta.
Poco tiempo después Uber hizo el milagro. Decenas de profesionales sin empleo dignificaban la desprestigiada ocupación del ruletero, con la de asociado de una plataforma digital de transporte.
Pero ahora, gracias a una Reforma Judicial tan mal concebida como peor ejecutada, el futuro para los abogados –no importa si son de la UNAM o del Instituto Cúspide; la Universidad de la Ciudad de México o las Academias Vásquez–, surge como una salvadora alternativa generada por la Cuarta Transformación: inscribirse para juez, magistrado o de perdida secretario en un juzgado.
Si bien la convocatoria original no tuvo el eco necesario, los milagros de la exhortación por “acarreo”, hicieron efecto en el interés abogadil: en un día se inscribieron ante el respectivo comité en el Poder Legislativo, una marejada de leguleyos sin trabajo. Obviamente entre ellos no se cuentan quienes perdieron el empleo por consecuencia de la ya dicha reforma del rencor.
Se publicó ayer:
“…A un día de que cierre la inscripción de aspirantes a participar en la elección de juzgadores, el número se ha incrementado notablemente en el Comité de Evaluación del Poder Legislativo, donde hasta anoche se habían recibido cerca de 9 mil 500 solicitudes, 3 mil más que el viernes. De acuerdo con la reforma judicial en vigor desde el 15 de septiembre, se conformaron tres Comités de Evaluación, uno por cada poder, que debe reunir más de 5 mil aspirantes que contenderán por cerca de las plazas de nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), dos magistrados de sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial, 15 de salas regionales y 850 jueces y magistrados. El que más aspirantes ha reunido es el del Legislativo.
“Ayer se multiplicaron los registros en la plataforma digital, a tal grado que el Comité de Evaluación –que integran Ana Patricia Briseño Torres, Andrés García Repper, Maribel Concepción Méndez de Lara, Maday Merino Damián y María Gabriela Sánchez García– informó anoche en un comunicado de una vía adicional de registro en tres correos electrónicos.
“Incluso en la sede del Senado hubo afluencia de interesados; la mayoría fueron jóvenes que debieron formarse y “hacer cola”. Las cifras crecieron de forma vertiginosa en las últimas 24 horas, ya que se inscribieron a ese comité más de 3 mil abogados”.
En esas condiciones ya se ha librado un primer obstáculo. Faltan otros, es obvio.
Asi se confirman, entre otras, las palabras recientes del docto presidente del Senado, Don Gerardo Fernández Noroña quien el pasado día 21expresó su confianza de esta manera:
“Fernández Noroña (CSSR) dijo que cada Poder debe resolver los cinco mil aspirantes que les toca presentar, por lo que confía en que tanto el Ejecutivo como el Judicial, logren las candidaturas que les corresponden, “yo creo que todos los Poderes lo harán, no veo el escenario de que no participen”.
Pues ya vimos.
Y en cuanto a la dispendiosa cantidad y el tiempo necesario para hacer algo medianamente correcto y sobre lo cual el INE y el Gobierno (suena tautológico, ¿verdad?) regatean con el fervor de dos marchantes en el zoco de Bagdad (o la Lagunilla), el ya dicho senador nos ilumina con su sabiduría y su anticipación:
“Los tres meses (de plazo adicional para preparar la mayúscula elección) aparentemente parece ideal, pero no es lo conveniente, genera un cúmulo de dificultades, cambios de fechas, cambio a la Constitución, según me informa el equipo jurídico, serían muchas las complicaciones.
“El propio órgano electoral, apretando y haciendo un esfuerzo grande, tiene condiciones de sacar la elección el primer domingo de junio de 2025. No hemos tomado una decisión final…”
Apretando y haciendo un esfuerzo, dice. Mejor, flojito y cooperando…