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A pocos les cae bien.

Los más lo califican de arbitrario.

La prensa e inclusive sus alcaldes correligionarios se han encargado de difundir esta imagen y lo acusan de injerencia administrativa y retraso de participaciones.

Los analistas menos críticos lo consideran un hombre sin urbanidad política, entendida como respeto a las normas y formas tradicionales.

Hasta en el gabinete federal la mayoría de sus integrantes lo rehúye y tiene miedo de encontrarse con él cuando se suscita un conflicto, razón por la cual muchos problemas se pudren en Baja California.

Por eso los secretarios de Estado no resolvieron la toma de casetas cuando decidió levantar las plumas en perjuicio de los ingresos carreteros.

Pero el Presidente quiere a Jaime Bonilla porque le debe muchos favores, le financió y le ayudó a formar el partido de Estado (Morena) y le gusta su trato franco y norteño aunque a veces no comulgue con él.

Ese gobernador se va hoy.

CONTRA NAHLE, BARTLETT…

El gabinete respira tranquilo y preocupado a la vez.

Tranquilo porque llega una mujer sin estatura propia ni oficio ni beneficio, Marina del Pilar Ávila, quien desde antes recibe todo el respaldo del Gobierno federal.

Y todo es todo, como con Layda Sansores en Campeche, La Torita en el Guerrero de papá Félix Salgado Macedonio o Alfredo Ramírez en Michoacán.

Con Marina deberán entenderse como en su momento no pudieron hacerlo con Jaime Bonilla presidencialistas calibre Alfonso Durazo, Rocío Nahle o el siempre burdo Manuel Bartlett.

Bonilla tomó decisiones como extender permisos a cooperativas de pescadores o personas en lo individual, para evitar el escándalo de Conapesca.

O convocó a una licitación para construir una central fotovoltaica de inmediato desacreditada por Rocío Nahle, aunque ella no pudo imponer su decisión.

“El pueblo bajacaliforniano me eligió para representarlo, defenderlo y trabajar en pro de los más desfavorecidos”, le contestó por escrito el 20 de agosto.

Quiso mediar Bartlett y Bonilla lo calló:

-Si no quieres que yo busque la suficiencia energética, conéctame al sistema eléctrico nacional -le pidió.

-No puedo. Me cuesta tres mil millones de dólares -contestó Bartlett.

El diferendo no avanzó: Entonces no molestes y déjame hacer las cosas a mi manera -le dijo Bonilla más o menos.

Ese gobernador incómodo ya no estará más en Palacio de Gobierno de Mexicali, pero -¡vaya mala suerte del gabinete!- a mediados de noviembre decidirá si es uno más de ellos.

-Pero no voy a ser florero -le advirtió a López Obrador-; si no me vas a dejar trabajar a qué diablos voy. Mejor me quedo en Baja California, donde tengo mis negocios.

MAQUINARIA DE GOBIERNO

La maquinaria de Gobierno comenzará hoy a operar con fuerza.

¿Para resolver los problemas del país de inseguridad, crisis económica, niños con cáncer, falta de medicinas y demás?

No, para llevar a López Obrador otra vez a la boleta electoral y fortalecerlo como Presidente en la consulta de marzo próximo.

La primera tarea la hará el partido de Estado encomendado a Mario Delgado para sustentar ante el INE de Lorenzo Córdova la petición de una consulta ideada en Palacio Nacional.

Pero la maquinaria se acelerará por etapas y lo mantendremos informado.