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El proceso ha entrado en su fase final.
El santuario de San Juan Diego, canonizado por el Papa Juan Pablo II y con el cual se pretende perpetuar la memoria de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, ya no será como es.
O, dicho de otra manera, será un templo grande, digno y con afanes de equipararlo con una basílica para honrar la memoria de quien según la historia en 1531 aportó a México una leyenda religiosa en abono de la fe.
El plan todavía está en elaboración, pero sobre Avenida Insurgentes Norte se pretende derruir las instalaciones actuales, dejar el frontispicio y rodearlo de mayores circunstancias y dignidad.
Una gran estatua de ocho metros de altura y seis de ancho en su zócalo será uno de los símbolos para identificar al indio a quien se le reveló la virgen y llevó en su tilma la imagen ante el obispo Juan de Zumárraga.
LA MACROPLAZA
Todo está en elaboración.
A esta gran tarea se ha consagrado monseñor Diego Monroy, el rector de la Basílica de Guadalupe, sucesor del polémico Guillermo von der Schulenburg Prado.
Un pastor de la Iglesia Católica quien, entre labores religiosas, lujos y juego de golf, puso en duda la existencia de Juan Diego, porque según su dicho su existencia nunca fue confirmada.
El cardenal Carlos Aguiar Retes decidió acabar con los privilegios y ha asumido el control total de la Basílica y todo cuanto genera la Virgen del Tepeyac, incluidas las limosnas antaño sin supervisión.
-Juan Diego es un símbolo, no una realidad -declaró para la revista Ixtus al escritor Javier Sicilia, luego conocido por su exigencia de justicia tras el asesinato de su hijo en Morelos.
Fue una afrenta saldada con la renuncia de Schulenburg a petición del entonces arzobispo de la Ciudad de México, Norberto Rivera Carrera.
Con una consecuencia: ya no hay abades -superiores de un monasterio-, sino rectores y por ahora está a cargo de Efraín Hernández Díaz, michoacano como su antecesor.
Pronto conoceremos los datos definitivos, pero por ahora la intención de monseñor Diego Monroy es perpetuar la memoria de San Juan Diego y en poco veamos su santuario -y luego basílica- con concurrencias cercanas a la de la Virgen de Guadalupe.
En torno suyo habrá respaldo financiero de Carlos Slim Helú y, generoso, un centro comercial para darle vida y hacer exitoso ese centro religioso.
MANTO GUINDA
Gerardo Fernández Noroña sólo da malas notas.
Sus viajes internacionales en primera clase o de negocios, sus gastos exorbitantes, hoy sus difamaciones a la alcaldesa de Uruapan, Grecia Quiroz, como prueba de su misoginia.
Y la compra de una gran residencia en Tepoztlán, Morelos, luego de presumir toda la vida su pobreza y su origen en zonas populares de la Ciudad de México.
Hay una noticia: después de tanto buscar, el Registro Agrario Nacional (RAN) no ha legalizado la privatización de muchos terrenos y entre ellos está la casa del senador.
Un notario local quiso regularizar esa propiedad y tal vez, si aún hay justicia en este país, su patente debe estar en riesgo… algo imposible en los tiempos de Morena y la 4T.
Por supuesto él gestiona beneficios allende la ley e invoca el respaldo del gobierno y su partido para salvar esa propiedad con costo superior a los 12 millones de pesos.
Hay privilegios para muy pocos y se visten de guinda.
@urenajose1Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y responsabilidad absoluta de sus autores