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La promesa presidencial fue así:

-El lunes les voy a dar una buena noticia a los maestros porque han trabajado muy bien…

Lo dijo la semana pasada, como aquí se adelantó, cuando el magisterio del país negociaba con Hacienda la revisión salarial anual.

Hasta el fin de semana nadie sabía con precisión cuánto y qué incluirá esa “buena noticia” de Andrés Manuel López Obrador a casi dos millones de trabajadores de la educación.

Los representantes gremiales, en especial Alfonso Cepeda Salas, por el SNTE, pidieron al unísono 12% de ajuste: la inflación más un poco más.

Ahí va la CNTE con voz y voto a través de sus representantes por los estados donde tiene militancia, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas…

Pero también está el STE de Carlos Jonguitud Carrillo, hijo del líder histórico de Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, el potosino Carlos Jonguitud Barrios.

UN NUEVO TOPE

Hay mucho en juego.

Las dos partes, Gobierno y sindicatos de docentes, quieren romper la tendencia de revisiones durante el presente año y, con base en el nuevo porcentaje, marcar el resto de las negociaciones salariales.

Dicho de dos maneras:

Dar paradigma a los gremios con contratos colectivos pendientes y a la parte patronal manejarlo como tope superior para evitar, pretexto del capital, distorsiones a la economía.

En este sentido Alfonso Cepeda puede presumir nacionalmente: ningún convenio se ha firmado en el país con aumentos mayores al magisterial desde mayo del año pasado.

Será igual entre 2023 y 2024

Pero como en el neoliberalismo de la 4T, no es posible poner en riesgo las finanzas nacionales -el SNTE es el gremio más grande de América Latina y sus pagos inciden en el erario- y debe analizarse.

Y aunque el secretario Rogelio Ramírez de la O prometió espulgar a conciencia el planteamiento de Alfonso Cepeda Salas, se quedará lejos del 12% solicitado.

¿Cuánto?

Digamos cinco puntos para los maestros y administrativos con menores ingresos, pero menos incrementos para quienes tienen ingresos dignos en los estándares del país.

Algo así como casi 9% para los de abajo y 6.8% para los mejor tratados, porcentaje repartido en aumento directo, bonos de productividad, primas vacacionales, ajustes de aguinaldo… y así.

La buena noticia de López Obrador no da para más.

TEMOR MORENO

1.- La presión presidencial está al máximo con los operadores de Delfina Gómez.

El coordinador Horacio Duarte y el jefe de plaza Higinio Martínez son vigilados desde Palacio Nacional y no pueden rendir malas cuentas.

Es decir, no pueden dejar caer más a la candidata lopezobradorista en las tres semanas restantes de campaña porque la priista Alejandra del Moral se acerca peligrosamente.

Pero las señales son encontradas: los morenistas aseguran estar en bonanza con 20 puntos de ventaja, pero ya invocan preparativos de fraude como lo hacen los eternos perdedores.

Y 2.- Quién lo hubiera imaginado.

Cuando desde Palacio Nacional se intenta dar imagen de invencibilidad, el priista Manolo Jiménez demuestra lo contrario.

Conforme avanza la campaña, aumenta su ventaja, se desinfla el morenista Armando Guadiana y el petista Ricardo Mejía -lo mismo pero más barato- se pierde en el sótano de las encuestas.