¡Felicidades, Su Alteza Serenísima! ¡Felicidades! Es el más chingón de la pradera; mentirosillo, mentirosillo, con la aureola del rencor que le ilumina predestinado.
¡Y le creen!
Y le temen.
Vaya capacidad la suya para escurrir el bulto; mojarra enjabonada que se zafa con una facilidad increíble y evita la respuesta directa, específica, la verdad, la neta. Y ha convertido a la mañanera en el paredón de ajusticiamiento. ¡Ay!, pobre de aquel que caiga en desgracia frente al Duce.
¿Quiénes?
Diputados opositores, senadores críticos y respondones, ministros y magistrados, consejeros y comisionados, dirigentes partidistas, periodistas de la infantería a los que mete en la misma bolsa con quienes le son incómodos desde los medios que llama pasquines y a la postura, como la de Ricardo Monreal que somete al nivel de politiquería.
Sí. Todo aquel que ose criticar y cuestionar las decisiones del licenciado presidente es casta maldita, incluso ya clasificados neofifí. ¡Sopas!
Andrés Manuel I es libre de meterse en donde le venga en gana, de pasar por encima de la División de Poderes.
Así, insulta, amenaza y estigmatiza, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, justo cuando analizan desaparecer el ordenamiento de prisión preventiva por los excesos cometidos en nombre de esta figura que tiene a miles de ciudadanos en prisión carentes de sentencia, negados a un proceso justo.
Y mete la mano en el Poder Legislativo y ordena a sus huestes en la Cámara de Diputados que se apliquen y aprueben sin chistar sus ocurrencias, como esta de torcer el brazo a la ley y violentar al artículo 21 constitucional para que la Guardia Nacional pase a formar parte “administrativa y operativamente” de la Secretaría de la Defensa Nacional, cuando la reforma constitucional dispone su carácter ciudadano.
El colega Carlos Montesinos, reportero de Reporte Índigo, preguntó al licenciado presidente si tiene contemplada una alternativa en caso de que, a la decisión de la Corte de mantener la prisión preventiva, haya una acción de inconstitucionalidad.
Lea usted la respuesta de Su Alteza Serenísima:
“Yo creo que lo tendría que ver el Poder Legislativo, porque si se cancela el artículo, entonces sí es una invasión abierta a la facultad del Poder Legislativo, no se estaría cumpliendo con el principio del equilibrio y la separación de poderes”, respondió Andrés Manuel I.
O sea: los ministros invadirían facultades de Poder Legislativo si cancelaban la prisión preventiva, que en realidad sólo se trata de precisar cuándo y cómo procede su aplicación, que no sea con manga ancha como ocurre, pero él no, él es la ley. ¿Estamos?
Y, sabelotodo, dijo que “el Legislativo tendría que actuar, no creo, eh, yo, la verdad, que se atrevan, porque es completamente violatorio de la Constitución, pero eso ya le correspondería al Legislativo. Y nosotros defendernos para que nos invadan, porque ya no sería la Suprema Corte de Justicia, sino el supremo poder conservador”. He ahí la descalificación.
Por eso, la mañanera como paredón, como la Cámara de Gesell en la que presentan a presuntos delincuentes para ser identificados por las víctimas. La Gestapo de Palacio.
Mentirosillo, mentirosillo…
Por ahí le preguntan si ha dialogado con el ministro presidente Arturo Zaldívar al respecto desde que inició esta cuestión, y responde que no, porque, miente, “somos respetuosos de la independencia del Poder Judicial y de la Fiscalía, y del Poder Legislativo”.
Y alude al tema de la Guardia Nacional que fue aprobado entre la noche del viernes y la madrugada del sábado último, por el Corporativo Morena y Socios en Cámara de Diputados, ahora en la cancha del Senado.
“(…) claro que no me voy a quedar callado, o sea, en el caso de la Guardia veo que hay senadores que votan en contra vamos a respetar su decisión, pero aquí vamos a hablar sobre el tema.
“Y no es amenaza, ni advertencia, no, es que se trata de intereses superiores. Y aquí sí que, en lo personal, por legítimo que sea, pasa a segundo plano, aquí está por encima el interés general, el interés del pueblo y más durante un proceso de transformación”.
¿Entonces, Andrés Manuel I, dónde el respeto a la división de Poderes? ¡Zambomba!
Pero, de pronto por ahí apareció el nombre que se niega a citar.
Arturo Cerda, reportero de El Financiero Bloomberg, tocó el tema y le preguntó si tiene alguna expectativa porque en el Senado no prospere el tema de la Guardia Nacional, dado el aparente distanciamiento que tiene con Ricardo Monreal, quien se ha vuelto de alguna forma crítico de algunas decisiones de su gobierno, y él pues advirtió que una legislación así no podría ser solamente en un segundo nivel, sino que tendría que llevar al nivel constitucional.
–¡Ah!, lo de Monreal que tiene que ver con lo mismo, no hacemos nosotros alianzas cuando se trata de defender los intereses del pueblo, de la nación, y que cada quien asuma su responsabilidad– respondió supuestamente sorprendido.
–No lo invitaría a desayunar con…–planteó Arturo Cerda
–Es que cada quien tiene que actuar de acuerdo a principios y a ideales, y esto no está para politiquería—respondió el licenciado López Obrador con el rollo harto conocido para zafarse de temas que le complican la existencia, aunque está convertido en el principal publirrelacionista de Ricardo Monreal, quien seguramente no extraña los tamales de chipilín.
–¿Ni con el PRI, presidente?
–Con nadie, o sea, aquí lo que se aconseja, respetuosamente, es que pensemos en el pueblo—zanjó Su Alteza Serenísima pero aprovechó el viaje para chantajear a la dirigencia tricolor, aunque hay claridad en los acuerdos soterrados después de los abrazos y susurros al oído que todo el mundo vio entre Adán Augusto López Hernández, Rubén Moreira y Alito Moreno la tarde del jueves 1 de septiembre, en el salón de plenos del Palacio Legislativo de San Lázaro.
“Una recomendación respetuosísima a los dirigentes del PRI, que piensen en la historia de defensa de los intereses del pueblo, de los intereses de la nación (…)”, recomendó el licenciado presidente desde el púlpito de la mañanera de inicio de semana.
Mentirosillo, mentirosillo…
Y, bueno, pues qué decir de la lucha por el poder entre hombres y mujeres del equipazo de Su Alteza Serenísima. Insiste en negar que haya tapados pero aumenta el número posibles para sucederle y de quienes tendrían nivel, conste, para relevar en el cargo a la doctora Claudia Sheinbaum en la jefatura de Gobierno de Ciudad de México.
“Lo que va a dejarse de manifiesto es de que no hay tapado, y, dos, no hay dedazo, que va a elegir el pueblo y el gobierno no se va a meter en apoyar a ningún candidato, ni a ningún partido, es una etapa nueva”, aseguró, con brillo en los ojitos el licenciado presidente.
No se ría, por favor.
¡Ah! ¿Sabe usted por qué la preocupación de Andrés Manuel I por cuidar a la Guardia Nacional, a sus 115 mil cachorros que son pueblo?
“Imagínense, se deja (a los chicos de la Guardia Nacional) en Seguridad Pública, en Gobernación, nos salen los neofifís, estos que se formaron durante el periodo neoliberal, nada más es cosa de verlos, como en serie, sus ropas, sus cortes de pelo, con aspiraciones sólo de poder, sin ideales, sin principios, aspiracionistas, capaces de todo, una especie de neofifís, todos ellos. No, esto no se puede volver a repetir”. ¡Recórcholis!
Por cierto, ojalá y la diputada federal priista duranguense YOLANDA DE LA TORRE VALDEZ deje de andar dando explicaciones respecto de su iniciativa para ampliar hasta 2028 la permanencia del Ejército en tareas de seguridad pública.
Es evidente que sirvió al interés de Rubén y Alejandro en el acuerdo con Su Alteza Serenísima vía Adán Augusto López Hernández, para no desaforar al campechano y evitar que vaya a chirona por transa. ¿Por qué escudarse en una dama, Alito?
La diputada se niega a aceptar que recibió órdenes de Moreira y Alito; defiende su postura de iniciativa personal. Se le reconoce lealtad y habla bien de ella. Pero… ¿A poco no? Digo.
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