Todo indica que Morena y sus aliados políticos quieren ofrecer el ultimo regalo a su líder moral al aprobar su iniciativa de reforma al Poder Judicial, aunque esta sea más por motivos de venganza que de procurar una impartición de justica adecuada.
Los argumentos que esgrimen los legisladores de Morena y aliados es que el Poder Judicial es corrupto y que la forma de impartir justicia se deja llevar más por las recompensas económicas de ciertos grupos de poder y no porque se aplique la ley.
Pero las modificaciones que presenta la iniciativa del Poder Ejecutivo no va al fondo de ello y solo se basa en que la elección de los ministros, magistrados y jueces sea por la vía del voto popular, porque es el mandato del pueblo.
Es cierto que la gente está cansada de esos actos de corrupción existentes en el Poder Judicial al momento de impartir justica, pero estos son provocados muchas veces por quienes presentan expedientes incompletos de parte de las fiscalías y al no haber sustento suficiente para sancionar jurídicamente a una persona, entidad o institución los jueces deciden otorgar su libertad.
Es decir, la reforma al Poder Judicial solo ve una parte del problema que es la impartición de justicia, pero no ve la procuración que es el complemento.
Esto hace incompleta esa modificación porque no resuelva nada respecto a esa impunidad y corrupción prevaleciente
Por tanto, el querer llevar a cabo una reforma incompleta solo podría dejar más negativos que positivos y esto podría causar un daño no solo económico sino también social para la población del país.
Esto último debería ser evaluado por la presidenta electa quien tendría que hacer frente al alto costo de aprobar la reformas.
Nadie se opone a una reforma que implique mejorar al Poder Judicial pero cuando es todo lo contrario, entonces las alerta se encienden.
México no puede ser un país aislado, porque falta mucho por construir para llegar a tener una economía adecuada para el tamaño de la nación y la cantidad de población que tiene.
Son muchas las voces que han manifestado su rechazo a la aprobación de esta reforma, porque las consecuencias serían fatales, pero los Legisladores de Morena y aliados no las oyen y siguen adelante.
Ahora solo está en manos de 43 legisladores de oposición y algún otro del partido oficial y sus aliados que quieran sumarse para detener esta aprobación y seguir consulado a las voces que saben para llegar a un acuerdo nacional y cambiar a profundidad la forma de impartir la ley en México
Esto permitiría dar un poco más de tiempo para que la nueva administración federal establezca su forma de gobernar, que debe ser el de la reconciliación a favor de un objetivo común que es México