México se encuentra nuevamente en un punto donde el desarrollo de su economía será el punto de partida de un crecimiento que permita no solo tener mayores ingresos de capitales, sino también el desarrollo de otros factores, que en un plazo mediano signifique tener una mejor calidad de vida.
Sin embargo en este régimen de la autollamada 4T, donde la propuesta era un cambio para mejorar. El resultado general es que no mejoramos sino al contrario estamos en niveles inferiores, en todos los sectores comparados a años anteriores.
Es cierto que el pasado viernes se elevó el nivel de los salarios mínimos con la intención de que estos puedan recuperar el poder adquisitivo de estas remuneraciones y, con ello beneficiar a los trabajadores que están en la clasificación de pobreza.
Pero hasta ahora, a pesar de que en estos años se ha elevado de manera significativa el aumento de los salarios por encima de la inflación, no ha repercutido en el mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos, pero si ha incrementado el numero de personas que se instalan en el empleo informal, donde no reciben ningún beneficio social, como seguridad, social, infonavit y algunos otros que reciben quienes permanecen en el empleo formal.
Entonces ha faltado en esta administración políticas públicas que favorezcan no solo un incremento salarial por decreto, sino que acompañen estos incrementos con sistemas educativos y de capacitación
Porque cuando un empleador busca a una persona para ejercer una labor, este debe contar con la capacidad y experiencia para desempeñar esa labor, porque cuesta muy cara la capacitación laboral, esto indica entonces que aquellos que no cuentan con esos elementos, capacitación y experiencia tienen que conformarse con alistarse en el empleo informal, con salarios menores al mínimo y sin prestaciones.
De esta manera, los salarios mínimos terminan perjudicado a las personas a las que supuestamente se busca favorecer. Porque quedan fuera de los empleos formales.
Pero también y a un cuando se insista que estos incrementos salariales no impactan de manera directa en la inflación, si son factor de presión para que otros salarios tamben se incremente y estos por supuesto que si impactan en los precios de los productos finales.
Por tanto quienes terminan pagando las consecuencias de los incrementos salariales son las personas con menores ingresos que carecen de los servicios más básicos para mejorar su calidad de vida.
Porque, estos impactos al nivel de inflación son provenientes del creciente costo de la mano de obra, que constituye el insumo más importante de ese sector.
Es cierto que un salario mayor provoca el dinamismo del consumo en el corto plazo, pero a cambio de prolongar las presiones inflacionarias.
En la actual administración federal sea preferido los beneficios de corto plazo, que son importantes para capturar votos, pero deja una herencia para la siguiente administración.