Estira y afloja
Poco se sabe de la reunión ayer del presidente Andrés Manuel López Obrador e integrantes del gabinete y responsables de Programas para el Bienestar y obras estratégicas, a sabiendas de que cualquier ajuste presupuestal para el 2023 se tendrá que dar en otros renglones para que el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, no afecte la columna vertebral de la 4T.
No hay mucho tiempo porque los presupuestos de Ingresos y Egresos 2023 tendrán que entregarse el ocho de septiembre a más tardar, con escenarios económicos diferentes a los planteados en el documento de Precriterios Económicos entregado el primero de abril pasado a la Cámara de Diputados, sobre todo relacionados con el PIB, la inflación, las tasas de interés y el déficit público; está en duda si aumentará la deuda pública en tanto la esencia presupuestal será mantener finanzas públicas sanas.
Es complicado el panorama y todavía no está claro dónde se aplicará la austeridad franciscana, aunque ya se sabe que desaparecerán 15 programas presupuestarios para 2023 de acuerdo con la estructura programática delineada el 30 de junio que habla de 858 programas.
Entre los que desaparecen están el programa de apoyo financiero a microempresas familiares; el de calidad en la atención médica y de becas Elisa Acuña.
A sabiendas de que los subsidios a gasolinas, diésel y gas han contribuido a frenar la inflación, se dimensiona el hecho de que no se han aprovechado los recursos extraordinarios provenientes de las exportaciones petroleras en proyectos de inversión. Ya no se podrán recuperar, con el ingrediente adicional de que cada variación de 100 puntos base en la tasa de interés, equivalente a un aumento de 34 mil 700 millones de pesos sobre el costo financiero del sector público (deuda tradicional y componente real de la deuda del IPAB), equivalente a 0.11% del PIB de acuerdo con cálculos de la propia SHCP.
Se prevé que continuará la prioridad presupuestal en provisiones para la modernización y rehabilitación de la infraestructura aeroportuaria y de conectividad para dar viabilidad al aeropuerto Felipe Ángeles, desarrollo de trenes de pasajeros y de carga sobre todo el Tren Maya, infraestructura hidrológica para pueblos indígenas, infraestructura de seguridad, y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Todo en un ambiente político muy acelerado y un T-MEC caliente.
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