“Soy un ciego/ Vivo de limosnas/ Pero, si me tocas/ Soy feliz, demás…” Jorge Massias
Calientita, recién horneada la reelección de la señora Piedra –que no es de su gusto para continuar al frente de la CNDH–, inocultablemente encabronada la Princesa Caramelo evitó entrar al detalle y, en la mañanera del miércoles, escurrió el bulto:
“Es una decisión del Senado la que se tomó ayer. Y hasta ahí”.
Breve, cauta e ilustrativa respuesta inyectada de contrariedad, de la doctora presidenta a quien le requirió opinión respecto de esta nada aseada elección por la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
¡Ajajá! Un día después, ayer jueves, incurriría en el “Síndrome del embajador Ken”, o sea, un día dice una cosa y luego dice lo contrario, con larga explicación no pedida respecto del increíble caso de la señora Piedra. Nadie le preguntó, pero…
¡Recórcholis, Adán Augusto!
Y Nashielli Ramírez, la favorita de la doctora presidenta se quedó con 36 votos a su favor, éstos de la oposición que subrayó el fraude en una auscultación doméstica de quienes aspiraban al cargo y la señora Piedra fue la peor evaluada.
Sí, la peor, aunque idónea para servir a Su Alteza Serenísima que no se ha ido y mueve a sus alfiles a contrario sensu de la doctora Sheinbaum Pardo. Servil, incompetente, nada profesional, escurridiza, opaca en su quehacer y falaz frente a la ciudadanía, la señora Piedra.
Y no se trata de misoginia como pudieran invocar simpatizantes de la hija de doña Rosario Ibarra de Piedra. No, éste es un asunto de idoneidad profesional para un cargo de suyo sustancial en la vida democrática que presume el presidente real y los gerentes del Corporativo Morena y Asociados.
Y la señora Piedra y su padrino Andrés Manuel dividieron al morenismo.
Los satélites del PT y del Verde no se movieron, aunque el ex priista de hueso yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín subió a tribuna para aclarar que, a él, senador del Verde como a sus compañeros oficialistas, nadie les decía cómo votar.
En serio, no se ría, porfis. Estaba enojado el hijo predilecto de Mérida, aunque en 2021 fracasó en el intento de ser presidente municipal de la capital yucateca en la alianza PRI-PVEM. Luego, en septiembre de 2023 renunció al priismo y se volvió ecologista.
Bueno, y qué le cuento que no sepa usted a estas alturas cuando ya se reunió la Princesa Caramelo con senadores y diputados federales del Consorcio Morena, en Palacio en una especie de mentís a esa división provocada en el oficialismo por la imposición de la señora Piedra. Sí.
Como ocurrió hace cinco años, aunque entonces hubo zipizape en el presídium senatorial.
Hacia las 01:35 horas del miércoles último, la mayoría oficialista sumaba 86 votos, pero la señora Piedra fue elegida por 87.
En buen francés antiguo, ¿dígame de quién chingaos fue el voto número 87?
¡Ah!, pues fue de la senadora Cinthya López Castro, hasta hace poco flamante priista, hoy orgullosa morenista. ¿Por qué Manuel Añorve Baños no pudo convencerla de quedarse en la bancada tricolor?
Y Javier Corral, honesto ejemplo de convicción partidista, ex panista distinguido que fue gobernador de Chihuahua y, concluida su gestión, renunció al PAN para convertirse al morenismo, se había pronunciado contra la reelección de la señora Piedra; en el ínterin “algo” lo dobló y cambio de opinión.
Chido, esto de las honestidades parlamentarias.
Pero, pero, aquí entre nos, doctora Shein, ¿en serio el licenciado López Obrador ya se fue a La Chingada? Porque hasta Las Mañanitas le cantaron luego de que concretaron el golpe e impusieron a la señora Piedra.
“Tuvo un voto”, le recordó la senadora emeceísta Alejandra Barrales.
“Fue una decisión muy valorada”, calificó el culto Fernández Noroña.
En la mañanera del miércoles, después de no poder ocultar su encabronamiento por la reelección de la señora Piedra, la Princesa Caramelo recordó el tema toral del día:
“¡Ah, sí! Vamos a enviarle una felicitación —no sé si nos escuche— a través de quien vaya a ir a verlo, a pasar el cumpleaños con el Presidente López Obrador. Le enviamos un feliz cumpleaños”, reaccionó la Princesa Caramelo.
¿Qué mensaje le daría en su cumpleaños?, preguntaron a la doctora presidenta.
“Pues… para nosotros, el Presidente López Obrador y para el pueblo de México es un hombre que dedicó su vida a la Transformación de nuestro país. Lo dije cuando tomé posesión: es el principal dirigente político del siglo XXI, por lo menos, y el dirigente que condujo a la Transformación de nuestro país.
“Yo pienso que no se ha retirado de la vida pública. Y ya nuestros adversarios están escuchando”, respondió.
Y ayer, ayer en la explicación no pedida, sin que alguien de los asistentes aludiera al affaire Rosario Piedra Ibarra, Sheinbaum Pardo buscó ponerse a salvo y que todo México se entere de que ella y solamente ella es la dueña del Poder. ¡Já!
“Quiero comentarles algo, porque me llama la atención —y, además, la verdad es increíble— esta interpretación que se hace, como campaña, de la nueva presidenta o que repite la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
“Ayer estaba leyendo algunos temas en redes de la comentocracia, y ahora resulta que, desde Palenque, López Obrador está dictándole a los senadores y senadoras: quién va a ser la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Ya se retiró de la vida pública, está escribiendo su libro, está en otras tareas de la Transformación”.
Y por ahí se fue, larga explicación que nadie pidió. ¿Usted le cree a la Princesa Caramelo? ¡Yo tampoco! ¡Recáspita, Drakko! Digo.
¿A QUÉ LE TIRA PEDRO MIGUEL HACES BARBA? Cuando Pedro Haces, entonces orgulloso priista, despachaba a unos metros de la oficina de Don Fidel Velázquez Sánchez en la sede de la CTM, en la calle de Vallarta, colonia Tabacalera, le documentaron que se dedicaba a la transa y lo corrieron, sí, lo echaron del inmueble por corrupto.
Hoy, diputado federal de Morena presume su liderazgo al frente de la llamada Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM).
Pedro Miguel fue distinguido priista y hasta subsecretario de Pesca. No fue difícil que, además de ser empresario taurino se hiciera secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Vigilancia, Traslados de Valores, Manufacturas de Equipos de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, Similares y Conexos de la República Mexicana ¡Ufff!
¿Por eso procede déspota y soberbio? A los colegas responde despectivamente; altivo, se pasea por el Palacio Legislativo de San Lázaro al frente de un séquito. ¡Allá él!
Pedro Miguel Haces me recuerda a Gustavo Riojas Santana, conocido como el “diputado jaguar” en la LVIII Legislatura Federal de la Cámara de Diputados. Ostentaba riqueza y llegaba a San Lázaro en un deportivo auto Jaguar.
Fue dirigente del fugaz Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN). En la elección presidencial del 2000 fue coaligado con el PRD y obtuvo tres diputaciones federales: una para él, otra para su esposa Bertha Alicia Simental García –quien presumía sus abrigos de piel– y, una más, para su hermana Norma Patricia Riojas Santana.
El PSN, Gustavo, doña Bertha Alicia y Norma Patricia se perdieron junto con bienes y el registro del PSN. Nunca rindieron cuentas al IFE. ¿A qué le tira Pedro Miguel? Infumable. Conste.
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