“No sé decirte cómo fue, no sé explicar lo que pasó, pero…” Benny Moré
Cierto. En el domingazo tricolor, la del PRI no fue asamblea electiva, pero se aprobó la reelección.
Y ese es el meollo del conflicto entre compañeros y compañeras de partido que, desde la sana distancia dictada por monseñor Ernesto Zedillo se unió en matrimonio mal avenido: se quieren, pero se desprecian, se juran lealtad, pero se traicionan, se besan y abrazan y uno o una se deja seducir por la vecina o el vecino de enfrente.
¡Ay, Alito!
Procedes contra quienes te arroparon y te encumbraron. Dirigente juvenil, diputado, senador, gobernador y hasta llegar a la presidencia nacional del partidazo. ¿Quién traicionó primero? La máxima reza que quien traiciona una vez, traiciona dos veces. Y más…
Entonces, ¿amnesia selectiva porque el poder la inocula?
Te asumes gladiador, echado pa’ delante, negado a ser doblado como hizo Trump con tu ex amigazo Andrés Manuel o, ¿ya olvidaste como lo tratabas una vez que llegó a la Presidencia y eras gobernador y te tragaste aquellas descalificaciones personales que le hiciste en mayo de 2017?
“López Obrador critica todo lo que representa, no trabaja, tiene 20 años que vive de la política; que le diga al pueblo de México de qué vive, no sabemos de qué vive (…). A López Obrador, si no lo educaron en su casa lo vamos a educar aquí. A los campechanos nos sobra inteligencia y carácter, López Obrador no puede venir ni a dividir ni a pretender parar el desarrollo de nuestro país”, sostuvo el entonces gobernador priista de Campeche.
¡Ajajá!
Pero el 23 de febrero de 2019, calientito el debut de Su Alteza Serenísima en la Presidencia de la República, en Escárcega, pulcramente le declaraste:
“Bienvenido a Campeche siempre lo trataremos con mucho reconocimiento y mucho respeto (…). “Siempre que llega a nuestro estado el presidente de la república, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, se le trata con afecto y con respeto; siempre después de una competencia de trabajo en equipo lo más importante es que a Campeche le vaya bien; el convocar a trabajar juntos y en equipo esa es la tarea fundamental que hoy Campeche necesita”.
Chimoltrufia, Alito, como dices una cosa, dices la otra. Igualito que el Santo Niño Fidencio del Zócalo que vuelve beatos y beatas a poseídos y poseídas por el demonio priista porque los bendice y arropa con su sacro manto convirtiéndoles en honestos y honestas verdes o guindas. ¡Alabada Su Alteza Serenísima!
Y es que, recordarás, el pleito comenzó con el demócrata Osorio Chong en 2022. Él era el coordinador de los senadores del PRI, se opuso a la reforma estatutaria que te abría la puerta a la ampliación de mandato, oteándose desde entonces la vía de la reelección.
Y, el 8 de mayo del año pasado, 2023, el Consejo Político Nacional del PRI, con 518 votos a favor y tres en contra, aprobó que, junto con Carolina Viggiano Austria, secretaria general, te mantuvieras en la presidencia hasta concluir la elección presidencial de junio de este año 2024.
El matrimonio, Alito, había entrado en pleito de alcoba y tú le echaste chisme al desencuentro y descalificaste a Dulce María Sauri, a Miguel Ángel Osorio Chong y a Claudia Ruiz Massieu. ¡Vaya! Hasta la recién derrotada diputada Laura Haro en la contienda por la gubernatura de Jalisco, en aquellos días casi se deschonga con Dulce y Claudia, pero, más grave, sostuvo que los opositores a Alito, estaban pagando “los pecados de corrupción que cometieron”.
¿Y?
Bueno, bueno, algo le aprendiste al pulcro José Murat Casab, que te asesoraba y organizaba los actos de informe de gobierno con clase VIP en el salón principal del Centro de Convenciones de San Francisco de Campeche. ¡Chin su má!, decía mi amigo Chichán.
Lo cierto es que, el año pasado dijiste que te irías en este, cerrabas el ciclo y descalificaste e insultaste al honorable demócrata Miguel Ángel Osorio Chong, quien renunció al PRI dizque a causa de tu apetito de poder.
También se fueron, o los expulsaron, entre otros y otras Jorge Carlos Ramírez Marín, Claudia Ruiz Massieu Salinas, Nuvia Mayorga, el honesto Alejandro Murat Hinojosa, el humilde Eruviel Ávila, y le precedieron otros como Omar Fayad, Quirino Ordaz Coppel y la honesta ex gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, convertida por gracia divina en cónsul de México en Barcelona, España.
Alito, Alito… Cuestión de memoria y arriar beligerancia irreverente y aguijoneada por quienes hoy te endulzan el oído y te crees poderoso, te asumes gladiador que mienta madres en solitario.
Eres como Andrés Manuel. Sí, sí, la bestia acorralada a quien el poder se le desgaja y en todos lados encuentra enemigos; te peleas con fantasmas y olvidas que el partido no es tuyo, pero pretendes que te lo escrituren hasta por 12 años.
¡No manches, Alito!
¿Recuerdas?, aquellos días en los que no sabías ni jota del accionar en las grandes ligas y, en la sala de prensa del CEN del PRI, un respetado político, a quien ayer y antier acusaste perversamente de estar involucrado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, pidió a un grupo de reporteros que te entrevistáramos y ayudáramos.
Habías llegado de Campeche, donde eras dirigente estatal de las juventudes priistas y te arropaban. Creían en ti, incluso no desconfiaban, salvo Francisco Labastida Ochoa cuando te vio descender de un lujoso auto deportivo. Mucha lana, mucha…
¿Quién le hace el juego al gobierno de la 4T? Porque acusas, como quien avienta la piedra a la multitud para ver quién protesta, mas tienes en un puño al partido y haces el juego a su Alteza Serenísima.
¿Bola de cínicos?
No, Alito, no atacan al partido, critican y descalifican al dirigente, a ti que te engolosinaste con el poder y asumes la conseja popular de que el poder no se comparte. Igualito que el Duce, aunque traiga de la mano a la Princesa Caramelo
Dices que aceptaría un debate con tus críticos, pero los acusas de llevar 50 años lucrando. Y les reprochas: “no entienden que ya llegó otra generación; son priistas de café de Polanco”.
Acusas, acusas, encabronado nada te detiene en la retahíla de injurias:
“Han lucrado con el PRI. Son una vergüenza. Nuño ni siquiera está afiliado al PRI”, acusas y, peor, sin sustento, sólo porque tu pecho no es bodega, como la de tu cuaderno Andrés Manuel, disparas impune: “Están en el expediente de Colosio. Ahí está señalado Manlio Fabio Beltrones”.
Serenidad y paciencia, Alito, Dices que hay una campaña mediática para atacar al PRI y encuentras enemigos en la prensa, como el licenciado presidente.
¡Ah!, pero asumes: “Nosotros somos los que defendemos la libertad de expresión y las concesiones”. Y reclamas: “No entiendo que festejan que a la oposición le vaya mal”.
Y te alzas invencible: “No me va a doblar este gobierno con esa bola de cínicos. El PRI está unido. No lo van a lograr”.
Sí, sí, Alito, estás echado para adelante. ¿Unidad? ¡Bah!
¡Recórcholis, doctor Zedillo!
No engañas con aquello de que “vamos por un partido que va a estar en el territorio permanentemente”. Porque…
Sí, sí, pero tú el jefe, tú el presidente del partidazo que no se extingue, que tiene un bono democrático de más de seis millones de votos. Pero…
“Y no vamos a permitir nunca más que esos perfiles rancios del viejo régimen, beneficiados del partido, que les dimos todo, vuelvan a manchar el nombre del Partido Revolucionario Institucional”, adviertes, amenazas. Esa, Alito, no es postura de un demócrata, es proceder de dictador. ¿A poco no, Drakko? Conste.