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Debido a que el cáncer infantil es la segunda causa de mortalidad en edad escolar, la diputada Ximena Puente de la Mora (PRI) propuso que esta enfermedad se atienda de manera prioritaria por parte de las autoridades federales, estatales, municipales y de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México.

Con la reforma a la fracción X del artículo 50 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, se busca garantizar el acceso integral a los servicios de salud en el diagnóstico y tratamiento de cáncer infantil.

Precisó que en 2016 hubo mil 22 defunciones por esta causa, con una tasa de 4.6 en cada cien mil habitantes de 5 a 14 años. Se estima que en México se presentan entre cinco y seis mil casos nuevos al año de cáncer en menores de 18 años.

De 2013 a 2018 se han atendido 11 mil 725 casos de cáncer infantil con recursos del Seguro Popular. A través del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, cubre 15 tipos de cáncer en niñas y niños mexicanos.

Aunado a ello, hay poco personal certificado en oncología pediátrica, sólo 237 especialistas, y 420 oncólogos médicos certificados por el Consejo Mexicano de Oncología. “Estos recursos humanos y materiales, sin duda, resultan insuficientes para atender la demanda nacional de servicios especializados de atención del cáncer infantil”, añadió.

Puente de la Mora indicó que México ha caído en los últimos siete años en posiciones en investigación clínica. “Somos el segundo lugar en América Latina, después de Brasil, pero a escala internacional estamos en el 21 y de la OCDE, en el sitio 67 de 145. El Producto Interno Bruto en ciencia y tecnología no rebasa 0.45 por ciento, lo que nos afecta gravemente porque en el corto plazo se advierte que uno de cada tres mexicanos tendrá cáncer”.

Recordó que la salud de las y los niños depende de otras personas; por ello, es importante brindar cuidados médicos preventivos, de detección e intervención oportuna.

Además, existen dificultades para acceder a la atención sanitaria; los altos costos obligan a abandonar los tratamientos; los encargados de salud no cuentan con la especialización necesaria; hay toxicidad de los procedimientos y mayores tasas de reincidencia, advirtió.

“Estamos obligados a garantizar el acceso universal a estos servicios y el goce de los derechos correspondientes; no podemos tolerar un mundo en el que algunos niños tiene acceso a tratamiento de primera clase, mientras que otros simplemente mueren porque son pobres. El cáncer infantil es un símbolo poderoso con la exigencia de una cobertura de salud universal”, afirmó.