No menos, como seis, diría el cultísimo Peña Nieto a quien el licenciado presidente guarda singular y extraño respeto, tanto que, curiosamente, no se ha atrevido a tocarlo ni con la foja de una carpeta de investigación. ¿Curiosamente, primo hermano? Quique se carcajea...
Ganas de querer quedar bien con el jefe, el mero, mero. Cada quien con su interés y aspiración; tiempos de vender espejitos en consonancia con el dueño del poder, el panzoncito de los trajes de cashmere. Por eso… Una güerita que se dice periodista, en su momento...
Ha sonado el timbre del enésimo escándalo para distraernos de la realidad nacional. Y todo por un número telefónico, primo hermano. “Pero si el señor presidente amanece de mal humor con un tutupiche (perrilla) en el ánimo porque no le gustó una nota del New York...
¡Sssórdenes, je-fe! Por eso, por eso la lisonja sin rubor, rayana en la plenitud cortesana y la rabiosa defensa hasta la ignominia del ministro que, en vivo y a todo color, ensalza a la doctora Sheinbaum. Por eso insulta a la ingeniera candidata y la acusa incapaz de...
–Primo hermano, en México ya no te quieren. Hasta se atrevieron a gritarte ¡narcopresidente! Y en pleno Zócalo; eso sí duele… –Son como 15 o 18 millones, nada de qué preocuparse—respondería el licenciado presidente con ese talante muy suyo. Su sello....
¿Qué tiene la niña? ¿Qué puedo yo hacer?, para que sonría… ¡Ay, Dios! Y luego, es un hecho que el licenciado Jenaro Villamil ya no podrá defenderla desde la trinchera mediática en la que se gasta un dineral en burda propaganda vía Sistema Público de Radiodifusión (a)...