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Estira y afloja

De acuerdo con el calendario, el 25 de febrero la Cámara de Diputados ya estará en ruta de dictaminar la reforma eléctrica constitucional que, a pesar de los esfuerzos en los foros del parlamento abierto, no se logró despolitizar. Una semana después Carlos Salazar dejará la presidencia del CCE y ya entonces sabrá si la iniciativa presidencial tendrá ajustes o no.

Son muchas las voces en el legislativo que apuntan a que sí se modificará a pesar de los mensajes ideológicos de Morena y seguidores de que la reforma acabará con el supuesto saqueo de recursos públicos por parte de la “oligarquía”, la existencia de un mercado negro de electricidad impulsado por empresarios, de abusos e ilegalidades sin que se aplicaran las leyes. La participación de Salazar Lomelín en los foros evidenció que la reforma solo busca beneficiar a la CFE y no a México y los mexicanos.

Su mensaje se enfrenta a toda una campaña de la CFE, de Manuel Bartlett, para que la sociedad solo vea rateros entre los empresarios. Inventó un manual del expositor para los defensores de la iniciativa en el parlamento abierto, y se adoctrinó incluso a legisladores. En el documento se lee: “Nuestros expositores han sido seleccionados por conocer el tema y la CFE. No deben dejarse arrastrar por los cabilderos, sino presentarse como expertos: hablar desde el saber y la experiencia”.

Dice que las exposiciones se deben dirigir a dos sectores: los diputados y senadores, y al público en general, y que “no deben plantearse para expertos en el tema eléctrico. Tampoco debe centrarse la atención en los expositores en contra. No es a ellos a quienes se les tiene que explicar la reforma. No debe tratarse a los foros como si se tratara de un espacio académico o una discusión entre colegas del sector. Es una puesta en escena para la ciudadanía mexicana”.

El manual explica que hay tres caminos “para colocar un argumento en el público y deben mezclarse”: la emoción, la razón y la reputación. Por eso se deben “construir argumentos apelando a las emociones del público” con señalamientos como “defendamos el legado de nuestros abuelos que nacieron en un México donde solo unos pocos tenían luz” y “es una traición lo que le hicieron a México con la reforma energética. Tomaron algo de todos y se lo robaron”.

Otros argumentos son: “Hoy 99 por ciento de los mexicanos tiene servicio eléctrico gracias a 84 años de una empresa con misión social”, “490 mil millones de pesos han sido sustraídos de la CFE para parar en los bolsillos de cuatro trasnacionales”, “yo vi con mis propios ojos el sabotaje cuando nuestras plantas se descomponían y la orden era no reparación”.

Claro, se instruye a los expositores a hablar desde la propia experiencia con fraudes como: “Yo vi con mis propios ojos el sabotaje de la reforma de 2013, por ejemplo”.

jesus.rangel@milenio.com