En serio, en serio. ¿Ya está chochando Su Alteza Serenísima, o nomás nos está cucando?
Los muchachos y la doctora se le salen del huacal y, en vivo y a todo color ante la audiencia que, según dice, “es altísima”, en símil del Niño Fidencio entra en trance y, en acto de contrición confiesa que la mañanera es teatro y circo.
Y, aunque usted no lo crea, declara que le tiene “mucho respeto a los periodistas, mujeres, hombre de los medios”, porque el problema –¿de quién?—“está arriba”.
Y, después de casi cuatro años de torturar a los verdaderos reporteros que, contaditos con los dedos de una mano, asisten de lunes a viernes a la homilía en el Salón Tesorería, además de tener a su servicio a la barra mercenaria que le siembra preguntas y engatusar a millones de televidentes de la tele pública —aguante la carcajada–, el licenciado Andrés Manuel I acepta su vis cómica y madera de primer actor.
¡Recáspita, Robin!
Lea usted lo declarado por Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I en la mañanera de media semana, a manera de preámbulo de la gustada y aclamada sección “Quién es quién, en las mentiras de la semana”, a cargo de la licenciada Ana Elizabeth García Vilchis, conocida como #LaDamaDelBuenMentir.
Leamos…
“Al final, hasta debemos de agradecer el buen comportamiento de los medios al servicio del conservadurismo. Nada más que no se enojen, no hay que perder el sentido del humor. Estamos viviendo un momento estelar en la vida pública de México.
“Imagínense, antes no pasaba nada, todo era muy aburrido. Ahora no, si no es la chachalaca, es la guacamaya, el jaguar, el león, la ardilla, todo eso. ¿Dónde lo van a agarrar? Tenemos que decir: qué bien que está pasando todo esto.
“Y lo más importante es que el país va saliendo, porque no podemos también estar sólo en el teatro, en el circo, tenemos que atender los grandes y graves problemas nacionales, y eso se está haciendo, pero nos queda tiempo también como para no aburrirnos y estar contentos, no amargarnos, no frustrarnos, sentirnos también muy orgullosos de vivir este momento y de vivir en un país excepcional extraordinario, como nuestro país”. Es palabra del licenciado presidente.
¿A poco no?
¡Ya cállate chachalaca!
El Duce vuelve por sus fueros e investido Santo Patrono de los otros datos, el Niño Fidencio de la 4T que atiende a largas filas de miserables, pobres y desvalidos, víctimas del neoliberalismo, rehenes de los conservadores, busca remontar adversidades y convencer a sus críticos de que, ahora sí, a más tardar antes de colgar el hábito y entregar la corona de oropel, habrá medicinas para todos y el servicio médico será igualito, o mejor ¿por qué no?, que en Dinamarca.
¿Su Alteza Serenísima tiene el control de su sucesión?
Se ha vuelto recurrente su llamado a la unidad y que sus “corcholatas” hagan trabajo en busca de la simpatía popular pero en sus ratos libres, incluso públicamente solicitó a doña Layda Sansores San Román no pelearse con el senador Ricardo Monreal, pero nadie le hace caso.
“Quiero mucho a Layda, respeto mucho a Ricardo Monreal y hay que buscar la unidad”, dijo ayer miércoles 26 de octubre Su Alteza Serenísima, aunque la señora gobernadora abrió hostilidades en el que semeja un camino sin retorno.
–¿Eso no provoca divisiones?—le preguntaron al licenciado López Obrador.
–No, no, no, tampoco, tampoco. Pero pues hay que buscar la unidad y ni siquiera a los opositores a los conservadores hay que verlos como enemigos, son adversarios, no hay que tener enemigos–respondió el licenciado presidente, justo cuando esa unidad semeja quimera.
Además, convoca, “que sí haya polémica y que se defienda el proyecto de nación, porque eso es defender al pueblo, pero no caer en la politiquería y mucho menos en el insulto, el agravio, la humillación”.
Bueeeno, como que esa parte del librito es puro deseo porque, a usted le consta, los hermanos y la hermana de Su Alteza Serenísima, andan tras lo suyo, las ganas de ser nominados por el Corporativo Morena Inc., a la Presidencia.
Así, su hermano Adán Augusto López Hernández anda en campaña so pretexto, ahora, de convencer a todos los Congresos estatales para que, por lo menos 17 de ellos apruebe la reforma que determina ampliar hasta 2028 la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública en el país, dizque en apoyo de la Guardia Nacional.
Pero el carácter no le ayuda.
Recuerdo aquella escena cuando, el entonces gobernador de Tabasco, el notario Adán Augusto López Hernández, abruptamente canceló una cita en la zona ribereña del Grijalva porque, ¡carajo!, estaban los incómodos periodistas.
¿Adán, de mecha corta como Octavio Romero Oropeza, el director de Petróleos Mexicanos que, apenas el reciente lunes, insultó a diputados federales del PAN porque le hicieron preguntas incómodas?
Son los hermanos políticos y de paisanaje de Su Alteza Serenísima, cuyo carácter se ha agriado y la mentira es su divisa cotidiana, amén del insulto y la descalificación contra quienes le colman el ánimo e identifica como opositores aunque en realidad les da trato de enemigos.
El Trío Mentira lleva de la mano a la soprano, vecina de Palacio Nacional en el antiguo edificio del Ayuntamiento. Mienten como respiran. Les encabronan las preguntas y acusaciones incómodas y más cuando les llegan de periodistas no afines o políticos de la oposición.
Por ejemplo, María Josefina Gamboa Torales, diputada federal veracruzana del PAN reclamó a Octavio Romero Oropeza que Pemex pagara seis mil millones de pesos a la empresa Hughes y más cuando llamó Parque Acuático a la Refinería Dos Bocas… y que el incremento del huachicol fue de 300 por ciento en el primer trimestre de este año.
Encabronado, el director de Pemex se dirigió a los diputados que habían abandonado el salón en el que comparecía el pasado lunes 24 de octubre 202. Leamos:
“Lo digo por los diputados y diputadas del PAN que hicieron una serie de afirmación mentirosas, ignorantes y discúlpenme porque estoy en la casa de los diputados, pero no puedo menos que decirlo (…).
“No es que me enoje, yo ya soy, como dicen en mi pueblo ‘coyota baleada’ yo ya me las conozco, pero sí tengo que contestar porque quedaría la impresión de que pueden decir lo que se les pega la gana y salir corriendo y que nadie les responda, pues les digo que son unos mentirosos, mentecatos, ignorantes y que no se vale por ética actuar de esta manera, insultar ofender y salir corriendo”, dijo Romero Oropeza.
Lo bueno es que, igual que el licenciado presidente, no se enoja. ¿Qué tal si se enojara?
Y ni qué decir del notario Adán Augusto López, lenguaraz en busca de la nominación de Morena, por la vía de la encuesta, a la Presidencia.
En Michoacán, cuyo gobernador le aplaudió y declaró su apoyo rumbo a la Presidencia, el notario Adán Augusto López Hernández debe haber considerado que estaba en terreno fértil, tierra de Felipe Calderón Hinojosa, para acusarlo de traficar armas y asegurar que existe una investigación internacional abierta en su contra.
Felipe lo desmintió. Lo peor es que el notario que cobra como secretario de Gobernación, mentirosillo como se ha revelado, 24 horas después se retractó, en declaraciones hechas en Nayarit.
“Yo no señalé que hubiese ninguna averiguación en contra de nadie. Sí sostengo qué ‘Rápido y furioso’, en otras palabras, pues fue un crimen perpetrado desde el Estado, de lesa humanidad”, mintió Adán Augusto.
“Se le entregó armamento al crimen organizado y eso aquí o en cualquier parte del mundo, cualquier país democrático, pues no nada más es una barbaridad, sino, lo repito, es un crimen de lesa humanidad”, dijo en la idea de corregirse.
Pero, ante el Congreso michoacano, el lunes 24 de octubre acusó:
“En la época de Felipe Calderón se militarizó al país. La desvergüenza fue que Calderón y su gobierno se convirtieron en traficantes de armas. Las armas que iban destinadas para nuestras Fuerzas Armadas, para los policías, terminaron vendiéndoselas al crimen, a la delincuencia organizada”.
Y Su Alteza Serenísima abona al teatro de la sucesión, su sucesión y critica a los aspirantes, en general. Los ubica y califica: “¡ah!, pero, si se sienten los grandes tribunos, políticos de altos vuelos, y piensan que es desayunar con políticos, comer con políticos, cenar con políticos…
–O con los periodistas—le refiere una voz anónima en la mañanera.
–O con los medios, sí, con los periodistas, o las redes, no, ya den por hecho que no van a sacar votos, les van a ganar–responde.
–¿Su crítica alcanza a la jefa de gobierno por…?—se filtra la pregunta.
–A todos. No, pero ¿a quién dice?—responde y pregunta.
–A la jefa de Gobierno—le refieren.
–¡Ah!, a esa la quiero mucho, es mi hermana, y Marcelo es mi hermano y Adán es mi hermano—pretende corregir y, corta, “ya me voy a desayunar porque ya hablamos bastante. Nos quedamos pendientes”.
Sí, por supuesto, pendientes del próximo capítulo del teleculebrón de la 4T. ¿Y la cartelera del circo? Su Alteza Serenísima ha entrado en la etapa de la reflexión. ¡Arrepiéntete de tus pecados! ¡Pecador! Circo, maroma y teatro. Digo.
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