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Claudio X. González camina solo.

Jovial, saluda a todos los meseros, les agradece su servicio y les pregunta cómo están, se entera de asuntos personales y él les da consejos.

Lo veo avanzar.

-Cada mañana -le digo-, cuando escucho en la mañana tu nombre, las alusiones a ti como enemigo de la humanidad y causa de todos los males, me pregunto qué piensas tú.

-Nada.

-¿Nada? Eres el blanco presidencial…

-No. No lo veo.

-Pero te cita a diario -y repaso otros nombres: Felipe Calderón como el verdadero demonio, junto con periodistas por criticar al Presidente…

-Pues es su discurso. La gente ya lo conoce.

-Lo conoce y lo ve.

-Yo no. No sé qué diga.

-¿Cómo decía Carlos Salinas de los perredistas: “A esos ni los veo ni los oigo”?

-Buen resumen. Nada mejor dicho.

Claudio X. González, a cuyo padre traté y entrevisté cuando acudía a la residencia presidencial de Los Pinos y era gurú de José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas… dobla unos papeles tamaño carta.

-¿Ahí van los secretos del cambio?

-No, ¿qué? -y ríe con la sencillez como si no fuera objeto de todos los odios de Palacio Nacional, y deja atrás a sus comensales: Amado Avendaño, Gustavo Madero, Guadalupe Acosta Naranjo, Leopoldo Hernández…

LAS CINCO ADUANAS

El tema de la comida era obvio:

El empresario Gustavo de Hoyos ha decidido buscar la candidatura presidencial para 2024 y busca el respaldo de los partidos de oposición.

Pero a la vez -¡vaya forma de buscar apoyos imposibles!- crítica a esos partidos, a sus dirigentes y en general todos los políticos tradicionales.

Así no.

Hay otras tareas.

-Tenemos que pasar muchas aduanas -resume el senador panista Gustavo Madero.

-Bueno, ya lograron la primera, que es la reinstalación del secretario Ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo Molina, y sigue el llamado Plan B.

-Son varias aduanas: que se caiga el Plan B, el nombramiento de los 4 consejeros del INE, la elección del Estado de México y la candidatura de unidad.

-¿La candidatura presidencial?

-Sí claro.

NO VAN A PROSPERAR

1.- “No van a prosperar”.

Con esa frase el embajador Esteban Moctezuma intenta tranquilizar a la comunidad mexicana en Estados Unidos sobre supuestas amenazas de invasión a México.

En su grabación, el diplomático no entra en detalles: no habla del paso previo de declaratoria de grupos criminales como terroristas ni critica a republicanos, como lo hizo el canciller Marcelo Ebrard.

Pero la petición de varios senadores de ese partido permite “trazar una línea de defensa muy clara de nuestra soberanía y del derecho internacional”.

Hecha la advertencia, asienta, esas amenazas obligan al país señalado “con el dedo flamígero”, México, a defenderse y a la vez beneficia a las organizaciones del crimen organizado.

Y 2.- Como señalamos ayer en este espacio, los señalamientos de legisladores estadounidenses permiten al Presidente mexicano a vestirse de bandera mexicana para ganar adeptos.

Lo demostró ayer en su discurso tempranero:

“Muy ofensivo y muy hipócrita, porque este es un asunto de las dos naciones, de los dos pueblos, de los dos gobiernos; no es culpar al vecino, es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.