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Finalmente, el Banco de México vendió al gobierno federal 7 mil millones de dólares de reservas con un costo de 136 mil 558 millones de pesos, esto con base en un tipo de cambio de 19-49 pesos por dólar.

Para quienes lo miran desde el punto de vista del gobierno federal, se cumplió la petición que hizo López Obrador sobre que el Banco Central de México debería dar una cantidad de las reservas internacionales para cubrir cierta parte de la deuda externa y permitir invertir en sectores y programas importantes en el interior del país.

Es decir, posiblemente López Obrador saldrá a decir en su próxima conferencia que se hizo lo que ordeno, aun cuando la transacción se hizo vía compra de reservas. El objetivo es que no perdió la batalla López Obrador.

Ahora el gobierno federal deberá dar a conocer cuál será el destino de estos recursos, que porcentaje se ira al pago de la deuda y cual será invertido dentro del país, en que sectores y cuáles son los objetivos finales de estas inversiones.

Además, porque no se emitió un comunicado, por parte del gobierno federal o la secretaria de Hacienda, señalando la compra de las reservas y espero que el Banco de México lo hiciera. Debemos entender que la forma en la cual se realizan las cosas es la percepción de la gente, ocultar una operación tan importante puede provocar suspicacias.

El mayor absurdo es que en su Tercer Informe de Gobierno, López Obrador presumió como un logro el nivel de las reservas internacionales del Banco de México que días antes había tachado de demasiado elevadas.
La mayor duda es si realmente esta operación tiene un beneficio para las finanzas públicas, principalmente en el mercado de cambio donde ante la baja de reservas internacionales puede impactar y depreciar nuestra moneda

En cuanto el uso de estos recursos, se ha rumorado que una buena parte de estos se aplicaran a PEMEX, para una vez más tratar de sanar sus finanzas, ahora que Rogelio Ramírez de la O, tomo las riendas de Hacienda y para hacerlo condiciono a López Obrador que también tendría injerencia en el sector energético.

Esto puede ser el anuncio de la de una próxima renuncia de Octavio Romero Oropeza, que ha estado al frente de la administración de PEMEX durante la primera mitad del sexenio de López Obrador, y que, con la entrada de Ramírez de la O, principalmente en clarea de finanzas se aclarara por qué a pesar de inyectar más de mil millones de pesos a la petrolera, no ha logrado siquiera balancear sus finanzas para empezar a registrar números negros y no rojos.

Sabemos que Romero Oropeza es muy apreciado por López obrador y que por esa razón fue designado a PEMEX, pero también conocemos que ha demostrado su falta de capacidad para administrar a la empresa que durante muchos años era el factor fundamental para que el Estado obtuviera grandes cantidades de recursos financieros y aun así mantener números negros.

A esto deberemos apuntar que se espera que en los próximos días López Obrador envíe su propuesta de reforma constitucional en materia eléctrica para fortalecer a la CFE. Será una prueba de fuego para el bloque opositor porque si no se mantiene unido, Morena sí logrará mayoría calificada.