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El título de este artículo de mi Columna semanal parece como juego de palabras, pero la recientemente estructurada coalición denominada “Por México al Frente”, dio la sorpresa y sobre viento y marea las indudables habilidades políticas del llamado “Chico Maravilla”, Ricardo Anaya, dieron resultados.

Con esto ya quedan definidos los frentes de batalla principales para la carrera presidencial. No me cabe la menor duda que Ricardo Anaya será postulado como candidato del PAN y el acuerdo con la coalición es que el que postule el PAN sea el candidato de la misma.

Conozco bien a Ricardo Anaya en acción, es un excelente operador político, tiene la mira bien puesta siempre en sus objetivos, persona calculadora, de suma inteligencia y disciplina en el actuar. Lo más interesante de su postulación es que ahora es profundamente anti-priista, eso lo va a fortalecer mucho con los panistas decepcionados.

A mi no me cabe la menor duda de que los panistas no van a votar por Meade, aunque el diseño de su postulación así haya sido. Podrá haber clasemedieros despistados que todavía crean en el PRI, pero dudo mucho que panistas apoyen al PRI por no querer a Anaya, mucho menos votar por López Obrador.

En artículos anteriores había mencionado que se tenía que definir el voto anti- AMLO, ahora ya ha quedado establecido. Son tres partes: AMLO, el Frente y el PRI. Para mi, creo que la ecuación es sencilla: los anti-AMLO se van a decidir por el Frente y no por el PRI, salvo parte de su voto duro, debido al grave desprestigio de dicho partido y al gobierno de Peña Nieto, por más que traten de engañar a los ilusos con promover a Meade, como el hombre limpio, sano, inteligente y que formó parte del gabinete de Calderón. Meade ha sido en su espíritu siempre priista aunque no se haya registrado (aún tengo dudas de que esto sea cierto).

Entrado en acción de campaña, Ricardo Anaya va a sacar todo lo suyo, por más pirruris que López Obrador lo quiera llegar a proyectar, Anaya difunde confianza y entusiasmo cuando habla. Sabemos que ha subido en la política supuestamente haciendo a un lado a sus promotores. Pero vemos, como en el caso de Madero, quien supuestamente habiendo sido hecho a un lado, ha permanecido cercano a él, primero con la postulación del mismísimo Javier Corral, quien combatió a Anaya con inusitada enjundia, y Anaya luego lo convirtió en aliado.

Es decir, podemos tener la presunción de que Anaya es un político pragmático que va hacia su objetivo y poco le importa la forma de obtenerlo. Si es así, debemos ver que en esta jungla política quizás sea esta la única forma de sobrevivir. Da pena decirlo, pero es una realidad. Quizás sea esta forma de actuar en la política la única que nos pueda permitir salir adelante.

En el largo camino de mi vida y en el corto que llevo dedicado a la política de tiempo completo, veo, a veces con tristeza, que quizás sea la única forma de continuar. Yo puedo decir que no soy capaz de hacer este tipo de movimientos hacia la obtención de los logros, por eso, quizás sea yo un mal político, pero sí quiero dejar asentado, que ojalá no fuera necesario actuar de esa forma pragmática, ¿por qué no lograr los objetivos guardando la integridad? Esa pregunta me la continuaré haciendo una y mil veces.

En fin, creo que Ricardo Anaya tiene el talento, inteligencia y decisión para llegar a la Presidencia de la República, ojalá tenga la integridad que todos queremos (atributos que, estoy seguro, que carecen tanto López Obrador como Meade) para hacer de nuestro país una nación de principios éticos, de instituciones sólidas y de un buen gobierno que genere bien común, acompañado siempre de la participación de los ciudadanos.