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Por discursos no queda.

Los hay de todos tipos, dos sobresalientes:

De Palacio Nacional sale la narrativa de decidir la candidatura presidencial a través de encuestas sin cucharear y menos con influencia presidencial.

Y en el Palacio de Cobián se promueve juego limpio y hasta se convoca a gobernadores para pedirles impulsar por igual a todos los aspirantes.

Ojo: No dejar de intervenir.

Pero atrás de esos discursos y promesas las corcholatas mantienen una lucha sorda por ganar más adeptos, atraer apoyos públicos, ganar espacios mediáticos y ver que estado o dependencia les congrega más activistas o recursos.

No hay prurito.

Lo atestiguan los insistentes clamores del jefe del control político del Senado, Ricardo Monreal, para ceñirse a los lineamientos y a los tiempos electorales según la Constitución y las leyes reglamentarias.

O la denuncia penal del equipo de Marcelo Ebrard contra Claudia Sheinbaum por el presunto uso de fondos públicos… y falta saber si llega a las autoridades el regreso de Michoacán en helicóptero oficial, cortesía de Alfredo Ramírez, por el accidente del Metro.

Y TODAS VAN UNIDAS CONTRA…

Los operadores de las corcholatas agraviadas no se dan abasto.

Todos los días en redes sociales tienen nuevas pistas.

La generalización de este juego sucio -no juego limpio, como pregona el secretario de Gobernación, Adán Augusto López- ha originado reacomodos entre los promovidos y marginados desde y por Palacio Nacional.

Y precisamente el autor de ese discurso, Adán Augusto López, ha tenido comunicación con el canciller Marcelo Ebrard en busca de una estrategia para combatir esas campañas negras.

Los mencionamos a ellos porque Ricardo Monreal se mueve y se defiende solo, como prueba su mensaje a Layda Sansores, la caricaturesca gobernadora de Campeche y operadora de Claudia Sheinbaum:

-Pobre Campeche, gobernado por odio e impunidad. Claudia, frena tu jauría; no más división.

Con esos antecedentes, el nuevo frente puede terminar no nada más de dos -Adán Augusto y Marcelo-, sino de tres -Ricardo, Adán Augusto y Marcelo- contra la corcholata oficial.

VERIFICENTROS Y CORRUPCIÓN

Antes del cambio de Gobierno, en Hidalgo también cambiaron las reglas de verificación.

Se fue Omar Fayad y la administración de Julio Menchaca se encontró un conflicto con los centros responsables de vigilar el cumplimiento de reglas ambientales.

Cerró 49 de los 52 establecimientos por usar un software no permitido y presentar distintas anomalías técnicas sintetizables en una palabra: corrupción.

La titular de la dependencia, Mónica Patricia Mixtega, dijo que se pueden reabrir verificentros a pesar de habérseles revocado la concesión.

¿Quiénes son sus dueños?

Si había tantas fallas, según la CAMe, ¿por qué los ponen en servicio para “verificaciones voluntarias”?

Y más aún, ¿se va a castigar a esos concesionarios por estar en corrupción evidente?

El tema rebotará en la Ciudad de México, donde cabe una pregunta: ¿qué harán las autoridades capitalinas?

Mínimo investigar y tomar en cuenta los estudios del Centro Mario Molina, los cuales reprueban tajantemente el funcionamiento de esos verificentros.