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Cuando el inquilino de Palacio Nacional realizó su campaña política, la cual tardó 18 años para convencer a la gente que era necesario arrebatar el poder al PRI y al PAN, también hizo una serie de promesas, que hasta ahora no ha cumplido y no cumplirá.

Y es fácil reconocer que no las cumplirá porque a lo largo de estos 5 años solo ha administrado al país como si fuera su casa y no con la responsabilidad que les corresponde y esta obligado, para otorgar mejores servicios y una mejor calidad de vida a todos los mexicanos y no solo a aquellos que son de su familia o muy cercanos a él, por ello ahora entendemos sus palabras “para gobernar un país no se necesita gran ciencia”, porque sabia que no podría hacerlo y se estaba justificando desde antes de asumir la responsabilidad.

Sin embargo, el tabasqueño quiere seguir engañando a la gente con el objetivo de mantener la continuidad para que su grupo siga gobernando y mantener un gobierno más encausado por la venganza que por el beneficio para los mexicanos.

Insiste en manifestar que “el peso fortachón” es el resultado de sus políticas públicas, cuando en verdad es el trabajo que ha realizado el Banco de México con una política monetaria agresiva para evitar que los niveles de inflación sigan elevándose, a cambio de elevar el costo del dinero que terminamos sufriendo todos.

Asume como triunfo los altos niveles de remesas, cuando es un resultado de malas políticas publicas que no fomentan la creación de fuentes de empleo, algo que provoca la emigración de la gente hacia otros países, principalmente a Estados Unidos para laborar, “en lo que Sea” y poder apoyar la economía de su familia que se queda en el país.

Este incremento de remesas, como se ha comentado en los últimos días, ha sido una herramienta que utilizan las organizaciones del crimen en México para “lavar su dinero”, algo que no ha sido desmentido con pruebas por parte del gobierno federal.

También, el tabasqueño afirma que un logro de su gobierno son los cambios laborales que se han realizado, como es la disminución del off sourcing, y la mejora salarial, pero no manifiesta que estos cambios tienen su suporte principal en el lado empresarial, ese grupo de neoliberales que detesta el tabasqueño porque son ricos.

El cambio más importante, es el aumento progresivo de las aportaciones obrero-patronales a la seguridad social por concepto de cesantía y vejez y pese a que las cuotas se pagan y han crecido, el sistema de salud de los mexicanos cada vez esta mas deteriorado.

Para acallar las voces del sector empresarial, que durante muchos años, en las décadas de los años 70 hasta fin del siglo pasado, eran el dique que impidieron que los gobiernos estatizaran la producción nacional. Por qué cuando esto ocurrió solamente se demostró que el gobierno es un mal empresario y peor administrador.

Ya ha principios de este nuevo siglo, la Coparmex, presidida por Gustavo de Hoyos impulsó la nueva cultura salarial, que se baso en el aumento gradual de los salarios mínimos a favor del sector obrero. Esta bandera la arrebato López Obrador, pero no ha logrado fortalecer al sector industrial del país, factor determinante para la “sobrevivencia” de las empresas mexicanas y sus trabajadores.

López Obrador no ha logrado un solo resultado positivo, a favor de los mexicanos, aunque manifiesta que se mantiene las finanzas publicas en el país, pero esto a cambio de menores presupuestos para los sectores productivos que significa falta de productividad, competitividad y lo mas importante escasez de alimentos que deberemos seguir importando.

Porque para López Obrador, ha sido más importante construir su mega obras, que no tiene un resultado útil y positivo para México, pero son los caprichos de alguien que se siente rey y tiene el poder de mal gastar los recursos de los mexicanos a un cuando se siga incrementando la pobreza extrema en el “pueblo sabio”.