El reto es de Rogelio Ramírez de la O.
O, más puntualmente, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) porque la instrucción es del Presidente de la República.
Y Andrés Manuel López Obrador, lo saben todos sus subordinados, no acepta desobediencias o retrasos en el cumplimiento de sus órdenes.
Menos si la promesa la hizo públicamente, como esa del 15 de mayo de no tener un maestro en el sistema de enseñanza pública con salario inferior a los 16 mil pesos mensuales.
Fue un compromiso ante la República y el magisterio del cual está prendido el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda.
De esas negociaciones están pendientes, porque de ellas depende su tranquilidad y la de sus familias, decenas de miles de educadores y personal administrativo de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
UN DESEMBOLSO INESPERADO
El tema sorprendió a muchos.
Pero más al secretario Rogelio Ramírez de la O porque, aunque era una inquietud general y parte de las peticiones del SNTE de Alfonso Cepeda, no había decisión para fijar un salario base para el sector.
Pero avanza.
Se está en la etapa de ajuste primero para tener un padrón del personal de enseñanza peor pagado y la promesa presidencial debe quedar saldada en los próximos meses.
Pudiera pensarse en el fin de cursos, en julio próximo, como una fecha fatal, pero la burocracia es un aparato lento -paquidermo reumático, le ha llamado el Presidente- y tal vez se necesite más tiempo.
El desembolso adicional estimado de 49 mil millones de pesos para este año es diferente a los acuerdos de retabulación e incremento anual, 8.2% en promedio: seis directo al salario y 2.2 en prestaciones.
Según Hacienda, esos pagos están prácticamente regularizados e incluyen retroactividad al primero de enero para todos los sindicalizados de enseñanza básica y técnica.
Pero todavía hay cuentas multimillonarias pendientes y se arreglan con el secretario Rogelio Ramírez de la O porque en asuntos económicos la Secretaría de Educación Pública es y ha sido simple testigo.
DESTAPADOR DESESPERADO
La política actual rebasa las crónicas.
Apenas circula el libro Cuatro corcholatas y un destapador, donde se analizan las personalidades de Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
Pero por lo prometido en Palacio Nacional, ya quedó rebasado: Andrés Manuel López Obrador no nada más destapará con el dedo a su corcholata, sino también a la del frente opositor.
Lo hará el lunes próximo, según dijo, porque a su juicio todo es simulación y él ya sabe quién será el escogido entre la sociedad civil, panistas, priistas y perredistas.
Veremos si menciona a Xóchitl Gálvez, quien crece en las encuestas y se las verá con Santiago Creel, Enrique de la Madrid y algún otro.
Si cita a Xóchitl, le hará publicidad.
Y si no, ignorará una tendencia.
Pero los autores del libro, Alejandro Ramos, Carlos Ramírez y Jesús Sánchez, deben hacer una versión actualizada y si incluyen a todos los aspirantes cambiar el título: Una docena de corcholatas y un destapador.