Los objetivos presidenciales están a la vista:
Desaparecer electoralmente al PRI y romper su alianza con el PAN y el PRD para el 2024.
A la vista del Ejecutivo ambos objetivos comenzarán a cumplirse en las elecciones del domingo próximo en el Estado de México, el de mayor número de electores en el país.
Perdida esa gran entidad, según ese análisis, el sistema de Estado se habrá acreditado la vigésimatercera entidad directa -San Luis Potosí y Morelos son agregados gracias a la suma de Ricardo Gallardo y Cuauhtémoc Blanco-, luego vendrá el segundo objetivo.
A partir del lunes, en el reparto de culpas por la derrota, las tres fuerzas políticas comenzarán a responsabilizarse por el resultado adverso y ahí comenzará el rompimiento.
Lo demás será consecuencia: el panorama nacional tendrá color guinda, con la maquinaria federal y 25 estatales en gran operación para arrasar en los procesos federales del año próximo.
LA POPULARIDAD MANDA
En Palacio Nacional hay sueño y ensueño.
En el sueño dominical no aparece siquiera Coahuila, donde el priista Manolo Jiménez
se siente muy seguro sobre el oficialista Armando Guadiana, proveedor de carbón favorito del Gobierno actual.
El último esfuerzo se hizo al presionar y doblegar a los dirigentes del PT y del Verde, Alberto Anaya y Karen Castrejón respectivamente.
Pero chocaron con sus abanderados Ricardo Mejía y Lenin Pérez, y ante ese fracaso y la gran popularidad del tricolor Manolo no hay alternativa posible.
Y el ensueño se solaza en un dato escueto: hace cinco años, en las votaciones del 2018, el movimiento de López Obrador no tenía un solo estado, ahora tiene 22 más aliados y puede algunos más.
Si se consumara el Estado de México, en 2024 optará a mantener la Presidencia de la República y ganar Guanajuato y Yucatán, donde gobiernan los panistas Diego Sinhue y Mauricio Vila.
La vista está puesta en ellos, pero también en el Congreso de la Unión y ya prepara la pelea madre para tener mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República.
En fin, es la visión oficial, no el pronóstico electoral.
GRACIAS POR COBRARME
En Santiago, Nuevo León, se da una paradoja.
Entre más sube los impuestos la administración municipal, aumenta más la popularidad del alcalde David de la Peña.
El municipio está hacia el sur del estado, a poco más de media hora del centro de Monterrey y es el nuevo lugar preferido de los ricos regiomontanos.
Cuenta con un clima favorable y 50 mil habitantes dedicados los fines de semana a atender a 150 mil visitantes por sus muchos atractivos.
Dispone de agua, abastece del 25% a la zona metropolitana, una presa para pesca y regatas, una gran iglesia y con elevada plusvalía.
Y si en 2021 en ese lugar, comparable ya con San Pedro Garza García, un rico pagaba 300 pesos de predial por su finca, hoy aporta entre tres mil 500 y cinco mil.
-Nuestra magia es el agua y transparentar el uso de los recursos -dice De la Peña cuando le pregunto por su milagro de popularidad.