>< Durante los últimos 10 años, los recortes presupuestales acumulados —con caídas reales de hasta 24% entre 2016 y 2022, y subejercicios crónicos del 19% en promedio— han desmantelado la infraestructura, con trenes obsoletos, vías deformadas por hundimientos no mitigados, y sistemas eléctricos propensos a cortocircuitos: Dip. Héctor Saúl Téllez.
El deterioro del Sistema de Transporte Público Metro de la Ciudad de México representa un fracaso catastrófico de la gobernanza pública, un monumento a la negligencia criminal que ha costado vidas, tiempo y dignidad a millones de usuarios diarios, afirmó el vicecoordinador económico del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, Héctor Saúl Téllez Hernández.
Abundó que las recientes fallas no son resultado de un accidente geológico inevitable o un simple envejecimiento natural del Metro sino el resultado directo de una administración miope y posiblemente corrupta que ha priorizado caprichos políticos, como expansiones cosméticas o proyectos electorales, sobre el mantenimiento esencial de un sistema que transporta a prácticamente cinco millones de personas al día.
Recordó que, durante los últimos 10 años, los recortes presupuestales acumulados —con caídas reales de hasta 24% entre 2016 y 2022, y subejercicios crónicos del 19% en promedio— han desmantelado la infraestructura: trenes obsoletos, vías deformadas por hundimientos no mitigados, y sistemas eléctricos propensos a cortocircuitos que obligan a evacuaciones humillantes por las vías, como en la Línea 2 el pasado 14 de agosto.
“Incidentes como el colapso de la Línea 12 en 2021 que dejó como saldo 26 personas muertas o el choque en la Línea 3 en 2023 no son imprevisibles; son consecuencia de soldaduras deficientes, refacciones no compradas y un presupuesto que en 2021 equivalía solo al 76% real de 2015, desviado presupuesto a otros fines mientras el suelo se hunde a 50 cm por año sin intervenciones adecuadas”, aseveró.
Téllez Hernández dijo que la falta de acciones para mejorar la infraestructura del Metro es inaceptable en una capital que se jacta de modernidad, pero condena a sus ciudadanos a un transporte precario, inseguro y degradante, exacerbando desigualdades al afectar más a los sectores vulnerables que dependen de él.
“La mala gestión no se limita a números: es un patrón de corrupción y opacidad, donde recursos como los 770 millones de pesos sub ejercidos entre 2018-2022 se evaporan en reasignaciones dudosas, que dejan al 70% de los trenes inoperables por falta de refacciones. Las excusas oficiales sobre factores externos como vandalismo o lluvias ignoran la raíz humana: una priorización política que sacrifica vidas por votos, como evidencian reportes independientes que vinculan recortes a más de 50 muertes en accidentes del periodo”, denunció.
El diputado federal por la CDMX, agregó que esto no es solo incompetencia; es una traición a la confianza pública, que ha convertido un ícono de ingeniería en un riesgo latente, con impactos socioeconómicos masivos: horas perdidas en demoras, aumento de emisiones por congestión vial y una frustración ciudadana palpable en redes, donde se denuncia el «robo» de fondos.
Expuso que el deterioro del Metro no es irreversible, por lo que, urge un giro radical y propositivo: primero, incrementar el presupuesto a al menos 30 mil millones de pesos anuales (un 30% más que el de 2025), focalizado en mantenimiento preventivo con auditorías independientes obligatorias para evitar subejercicios y desvíos.
En segundo término, implementar un plan de modernización integral: renovar el 100% de los trenes obsoletos en cinco años, reforzar estructuras contra hundimientos con tecnologías como inyecciones de suelo y monitoreo satelital, y digitalizar sistemas de control para prevenir fallas eléctricas y tercero, involucrar a la sociedad civil mediante consejos ciudadanos con poder vinculante para supervisar gastos y reportar fallas en tiempo real, complementado con campañas educativas contra vandalismo.
“Es necesario priorizar la electromovilidad y su expansión sostenible; pero solo después de estabilizar lo existente, financiado por tarifas diferenciadas (mayores para turistas) y alianzas público-privadas transparentes. Con voluntad política genuina, el Metro podría resurgir como un modelo de eficiencia; de lo contrario, seguiremos contando víctimas de una negligencia evitable”, concluyó.