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México presenta un final de año distinto al que, prometido por Andrés Manuel López Obrador, que insistió en que este año se alcanzaría un crecimiento del 6 por ciento, que en realidad es una recuperación después de la caída de 8.5 por ciento en 2020.

Prometió una inflación no mayor al 3.5 por ciento y esta cerrará alrededor de 7 por ciento.

Manifestó que se crearían los empleos suficientes y aún faltan por recuperar cerca de 200 mil empleos de los perdidos por el cierre de los sectores productivos.

A estos se deben agregar cerca de un millón y medio, que es el promedio de jóvenes que se integran cada año al mercado laboral, por lo tanto, aún falta mucho por hacer.

en estos sectores.

Pero lo más importante es que no se ha podido controlar la pandemia y vamos por una 4 ola y los mexicanos no estamos vacunados en su totalidad, aún faltan muchos adolescentes, jóvenes y niños por recibir su vacuna, pero esto no podrá ser mientras que las autoridades sanitarias del país, se opongan a aprobar este trámite, lo que hace que la pandemia siga en repunte.

En términos generales la recuperación económica de México tendrá que esperar por lo menos la mitad del siguiente año, porque den el marco de los comicios a celebrarse, el gobierno federal utilizará los recursos para realizar nuevamente una campaña de vacunación y con ello utilizar a la pandemia como factor fundamental en lo electoral.

México seguirá esperando que el titular del Poder Ejecutivo cumpla su palabra de “primeros los pobres” y oriente sus políticas económicas y financieras a fortalecer a los sectores productivos e inyectarles capital paras producir más a través de la generación de empleos que permitan no solo tener un salario, sino que este sea el adecuado para solventar la compra de una canasta básica alimentaria y poder pagar los servicios públicos para tener una mejor calidad de vida, salud, educación, agua potable, energía eléctrica, alumbrado público y sobre todo seguridad pública.

Es cierto que esta administración federal se ha esforzado por evitar que las finanzas nacionales se desestabilicen, no han contratado deuda, pero esto lo ha pagado la población luego de que dejo a su suerte a los sectores productivos y estos para evitar caer en crisis tuvieron que despedir a sus empleados y cerrar temporalmente.

Esto se traduce en menor producción, menores ventas y en general menor crecimiento del Producto Interno Bruto.

Existen factores internos que influyen mucho en estos resultados, pero pueden ser tamizados si existe esa voluntad política para evitar que la crisis económica siga creciendo entre las familias mexicanas que menos tienen.

Recientemente la insistencia en la reforma eléctrica, el decreto que favorece la continuación de proyectos que están saliendo más caros de lo esperado, las inyecciones de recursos a PEMEX y ahora a la CFE, solo ponen mayor nerviosismo entre los inversionistas nacionales y extranjeros que no encuentran a México como un lugar propicio para continuar inyectando más recursos a sus plantas productoras.

Entonces es tiempo que los poderes, Ejecutivo y el Legislativo y Judicial, realicen su trabajo a favor de fortalecer la economía interna del país en los ámbitos que les compete.