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Es muy difícil predecir lo que pasará en México debido a los efectos del cambio radical que estamos sufriendo en las estructuras del poder político. Me atrevo a reflexionar sobre los efectos que se generarán en nuestro país y las consecuencias que se deriven del triunfo del gobierno de López Obrador,

Debemos primero mencionar que López Obrador va a hacer todo lo necesario para cumplir con sus promesas de campaña. También tendremos que considerar que AMLO ha sido muy claro que ejercerá el poder, independientemente de la oposición que tenga sobre cualquier cuestión que se le planteé, sin considerar datos objetivos que la realidad le presente y las consecuencias de sus acciones. Esto fue más que probado con su conducción respecto del aeropuerto en Texcoco.

Por el otro lado, es necesario tomar en cuenta que el gobierno de AMLO se enfrentará con la realidad de la imposibilidad de financiar la totalidad de sus proyectos debido a la falta de recursos públicos para ello, a menos de que recurra al déficit a través de la obtención de empréstitos, que tendrán condiciones de pago severas y serán de altos costos en su servicio, debido a las consideraciones de riesgo que México representará.

Tomando en cuenta lo anterior, dudo mucho que AMLO se vaya a moderar en sus impulsos para hacer cumplir sus promesas de campaña, por lo que lo más seguro es que incurrirá en déficits. Eso hará que la economía se vaya deteriorando, tomando en cuenta que las empresas y los capitalistas nacionales y extranjeros del país invertirán menos en México, haciendo que el gobierno se vaya concentrando más y más en la realización de negocios y actividades de la economía que antes hacían las empresas privadas. ¿Parece que la historia se repite? Sí, en efecto, este proceso ya lo vivimos en México en el siglo pasado con efectos catastróficos para la economía.

Estos procesos pueden tomar tiempo. Si los mismos nos llevan hasta después de las elecciones de medio término de 2021, también se podría ir deteriorando la llamada gobernabilidad. Debemos de tomar en consideración que en la medida de que se compliquen los problemas del país, la atención de AMLO se irá concentrando en su posible solución, dejando cada vez más espacios de poder a los integrantes de su gabinete. Asimismo, el Congreso en ambas cámaras irá teniendo mayores niveles de autonomía. Pero con la configuración de los personajes que comprenden este nuevo régimen, no podemos esperar más que una cruenta lucha de poder que puede llevar al país a profundizar la crisis.

Ante esta situación, la única salida nos la puede dar la democracia. Debemos de tomar en cuenta que la vida en democracia ha dado a México la expulsión del PRI del poder en dos ocasiones y una vez la del PAN. Esperemos que las instituciones democráticas mexicanas aguanten un embate de fuerzas hegemónicas y el pueblo sí sea sabio en resolver una crisis de grandes envergaduras.

Este escenario no es más que un pesadilla posible que espero y deseo con gran fuerza que no se vaya a dar. Realmente no quiero que sufra México los dantescos acontecimientos descritos. Ojalá que López Obrador resulte ser la persona que conduzca a nuestro país a que las cosas se resuelvan, que recapacite, cuando muchas de las cosas que desea hacer y no se puedan dar, en redirigir sus políticas públicas a realizar lo posible con los recursos del país sin incurrir en déficits. Esperemos que AMLO ejerza un liderazgo sabio, sincero y entregado hacia el bien común, que controle a su gabinete e impulse al Congreso y a las instituciones del Estado Mexicano a conducirse conforme al Estado de Derecho, y que la democracia opere en México para continuar desarrollando oportunidades para todos.

Pero, por desgracia parece ser que lo que antes acabo de describir no suena como realidad sino como quimera. No sé, ¿si hiciéramos una consulta popular cuál de los dos escenarios ganarían, ¿por cuál apostaría usted, por el escenario que más nos beneficiaría a todos, o por el escenario catastrófico descrito?

Pero, así no es la realidad, esto ha sido solo una reflexión que pone dos situaciones extremas, una mala y otra buena en perspectiva. Queda en manos de nosotros los mexicanos de escoger los escenarios que queremos. Que nos quede muy claro, no podemos en el Siglo XXI permitir que los caprichos de un solo hombre se impongan solo porque “así son las cosas en México”. Si queremos acabar con la corrupción, con la desigualdad, el crimen y la violencia, los carteles, los monopolios y abusos de poder luchemos por lograrlo.

Fortalezcamos a la sociedad civil organizada, hagamos fuertes a nuestras instituciones y exijamos que nuestros gobernantes trabajen para el bien común.