COMPARTIR

Loading

En el mundo de las eternas justificaciones autocomplacientes, hay una constante, una actitud invariable, tan perdurable como ineficaz: las adversidades existen sólo si tienen motivo reconocido para ser. En la soberbia del poder se confunde motivación con autorización. Sin causa probada (y aprobada) desde la sabiduría del gobierno la realidad resulta ignorada como por ensalmo.

Mientras miles de personas sufrían las consecuencias de los bloqueos de la intransigencia compartida, el gobierno dictaba lecciones de legitimidad a quienes sofocaron total o parcialmente los caminos, los inseguros caminos carreteros.

“Ante los bloqueos y manifestaciones por productores agrícolas y transportistas en diversos puntos del país, la Secretaría de Gobernación informa lo siguiente, dijo ayer la secretaria Rosa Icela Rodríguez, como quien predica ex cátedra:

“1.- No existe razón para mantener dichos bloqueos y manifestaciones, toda vez que el diálogo ha estado permanentemente abierto, y existe plena disposición para abordar los planteamientos de los sectores agrícola y transportista”.

Pero con razón o sin ella los bloqueos existen –grandes o chicos–, y resulta imposible resolverlos en la inmediatez del día del paro.

“2.- En el caso del sector agrícola –prosiguió la señora–, la Ley de Aguas no ha sido aprobada. El debate continúa abierto en la Cámara de Diputados, y para ello se cuenta con un foro que garantiza la participación de todos los sectores. En estos foros también participa la Comisión Nacional del Agua, que se pronunciará respecto a las inquietudes planteadas. Actualmente, durante sábado y domingo se han llevado a cabo reuniones con los dirigentes y con el subsecretario de Gobernación, César Yáñez Centeno”.

En esas condiciones los problemas se contienen, pero no se resuelven. Los transportistas negaron ayer al mediodía, haber sido convocados para una “mesa de diálogo” (nunca son mesas de solución, sino de conversación entre sordos).

En ese mismo sentido desde el elevado Poder Ejecutivo, se escucha la voz de la señora presidenta (con “A”):

“Es importante que todos sepan que se les ha atendido, ha habido mesas de trabajo. Entonces, no es que están bloqueando porque no hay diálogo, hay diálogo”, dijo.

Pues “diálogo” sí hay. Pero de seguridad se carece. De mejores precios maiceros, se carece, de protección contra el pago de piso y la extorsión, se carece. Pero todo se va a resolver si hablan con César Yáñez quien durante años y años le alzaba el portafolios al señor fundador de la 4.T, como todos recordamos.

En cuanto a las demandas por la Ley de Aguas, la Mandataria federal indicó que esta sigue en discusión en el Congreso, y que se abrirá un foro para debatirla.

“La ley de aguas está en discusión en el Congreso, incluso se abrió un foro. Claro, a quien tiene acaparadas concesiones, pues no le gusta la ley de aguas. Pero también hay que seguir avanzando; aunque hay diálogo, hay mesas de trabajo, hay foros en el Congreso para que se puedan verter las opiniones”.

Y doña RI dijo sin rubor:

“…Como ya se ha dicho en las semanas anteriores, hemos tenido más de 200 reuniones locales, niveles territoriales, estatales, para atender, escuchar y atender de buena fe las preocupaciones de los productores y de las productoras que tienen que ver con los temas propiamente del sector agropecuario…”

Todo lo anterior demuestra la inutilidad de las 200 reuniones. Quizá han sido estériles por una causa confesada: han sido “para atender, escuchar y atender (sic) de buena fe las preocupaciones de los productores y de las productoras…”

Jamás se pronuncia la palabra solucionar, ni el verbo resolver.