No cabe duda. Andrés Manuel I, Su Alteza Serenísima, se presume dueño absoluto del poder en México y de una vasta sabiduría de la que abusa y evidencia en la práctica con su equipo silente, obediente, mimético. Es un sabelotodo.
Y, entre broma y veras, repite como anécdota propia de sus antecesores aquel diálogo que le viene como anillo al dedo. Breve diálogo, ilustrativo, entre el dueño del poder y el servil colaborador.
–¿Qué hora es?—preguntó el Presidente.
–La que usted diga, señor Presidente—respondió el lacayo colaborador.
Mire usted, cuestión de sacudir la memoria; la terca historia cíclica con los dueños del poder.
El martes 29 de mayo de 1973, el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público Hugo Borman Margáin Gleason, conocido como Hugo B. Margáin, renunció al cargo por severas discrepancias en el manejo del gasto público, con el presidente Luis Echeverría Álvarez.
Entonces, Echeverría declaró que la economía se manejaba desde Los Pinos, asiento formal del máximo poder político en México y nombró a José López Portillo y Pacheco sucesor de Margáin; entonces, México vivió una docena trágica que en 1982 tuvo como cierre la declaratoria de suspensión de pagos al Fondo Monetario Internacional.
Don Pepe, abogado mas no economista, sucedió a su amigo Luis en la Presidencia y cuando la entregó el 1 de diciembre de 1982, su administración había vaciado las arcas nacionales.
Casualmente, también fue martes el 9 de julio de 2019 cuando Carlos Urzúa Macías, secretario de Hacienda y Crédito Público del naciente gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación, le renunció al presidente Andrés Manuel López Obrador, en similares términos de Don Hugo B. Margáin a Luis Echeverría: severas discrepancias en el manejo de la economía.
Mediante una carta pública, Urzúa Macías no solo reclamó a Su Alteza Serenísima que se “hayan tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”. Además, dijo, “me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública (…) fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”
Y en estos tiempos convulsos que corren, el licenciado presidente lo mismo es economista con datos propios que descalifica a la inflación y niega que su gobierno contrate deuda, o sabe de esas complicadas tareas de ingeniería civil o aeronáutica.
Por eso defiende a la doctora Claudia Sheinbaum y evita mencionar a Mario Delgado, Marcelo Ebrard y hasta a Miguel Ángel Mancera Espinosa y la ingeniera Florencia Serranía Soto, en el tema de la corrupción que provocó la tragedia en la Línea 12 del Metro.
Además, en esto de los problemas generados por el rediseño en el espacio aéreo del Valle de México derivado de la operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Lea usted:
–(…) al parecer hay algún problema en el rediseño del espacio aéreo, presidente—planteó un asistente a la mañanera de inicio de semana.
–No, no existe—respondió Andrés Manuel I con el aplomo del experto y acusó de inmediato a sus clientes:
“Lo que hay son resistencia muy alentadas por el conservadurismo, es que todo cuestionan, aunque caigan en el ridículo. Pero no sé qué les pasa. Deberían de serenarse, todo se arregla”. ¡Sopas!
Y restó importancia a la renuncia del director del SENEAM, Víctor Manuel Hernández Sandoval.
–Sí, esta es una renuncia. Ah, bueno. ¿Qué tiene que ver el nuevo aeropuerto? O sea, es un afán de que nos vaya mal. Y pues todo lo vamos a ir resolviendo.
–¿O hará falta capacitación a los operadores aéreos?—le preguntaron al licenciado presidente.
–No. Son muy buenos los operadores aéreos—respondió nuevamente como un experto. Aunque no le quedaba de otra.
¡Ah!, por cierto, sepa usted que hay Secretario de Comunicaciones y Transportes y se llama Jorge Arganis Díaz Leal, aunque sólo aparece en las fotos, porque la voz cantante la ha llevado Rogelio Jiménez Pons Gómez, subsecretario de Transportes de la SICT, arquitecto de profesión y especialista en desarrollo y planeación urbana, pero no en aeronáutica.
Bueno, bueno, a Jiménez Pons Su Alteza Serenísima lo quitó del cargo de director del Fonatur, responsable de la construcción del Tren Maya, cuando este tema se complicó. O sea.
Pero, qué de la situación de los controladores aéreos. Es sabido que la 4T ha operado en este delicado sector como en otros tantos donde ha corrido a personal con experiencia para emplear a los simpatizantes lópezobradoristas. La máxima del Duce: 90% honestidad y 10% capacidad experiencia. Bienvenidos los brutos “honestos”.
Pero esto de los controladores aéreos y las decisiones desde el poder, no es nuevo. Cuando en 1978 el entonces presidente López Portillo acordó la creación del órgano desconcentrado Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), legalmente el 3 de octubre de ese año dio la puntilla a Radio Aeronáutica Mexicana (RAMSA), un organismo privado responsable de los servicios de control de tráfico aéreo en México.
Estaba en proceso de liquidación cuando sus trabajadores sindicalizados decidieron irse a la huelga. Y el gobierno aprovechó el momento para desaparecer a RAMSA y crear el SENEAM.
En una desorganizada conferencia de prensa, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Emilio Mújica Montoya, informó del cambio, en oficinas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y se molestó al grado de abandonar la conferencia cuando—disculpe usted la primera persona—le pregunté cuánta garantía ofrecían los controladores militares que habían asumido las tareas de los civiles, porque el gobierno había decidido requisar a RAMSA. Y, así, acabar con la huelga.
Por supuesto, hubo incidentes como los que hoy se han documentado con acercamientos peligrosos entre aeronaves en el espacio aéreo e incluso en la zona próxima a las pistas de aterrizaje del AICM.
Pero…
¿Se irían al paro los controladores aéreos que están sometidos a duras cargas de trabajo, o que son relevados por inexpertos que ponen en riesgo la vida de decenas de usuarios de las líneas aéreas?
Andrés Manuel I acusa que hay una campaña para descalificar al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Y se desdice del anuncio que hizo para ordenar que un 25 por ciento de los vuelos con destino al AICM se fueran a Santa Lucía.
Sí, sí, un sabelotodo. Dueño del poder.
Por cierto, ¿seguro se enteró de que el licenciado presidente se fue a pueblear por Centroamérica y Cuba?
Y, vaya rollos que se despachó en Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y terrenos de la democracia vertical cubana, con la oferta de apoyo a esa región de América Latina y, ¡faltaba más!, de crítica y supuesto distanciamiento de Estados Unidos.
Bueno. En los hechos, Su Alteza Serenísima procede émulo del teniente coronel Hugo Chávez Frías y declarado pana de Nicolás Maduro Moro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Se fue a repartir promesas en un periplo en aquellos rumbos donde el tuerto es rey; hasta reprochó al Congreso de Estados Unidos aprobar 30 mmdd para ayuda a Ucrania y nada a Centroamérica.
También, como su pecho no es bodega, le dijo a su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez que insistirá al presidente Joe Biden que no deje fuera a ningún país de la Cumbre de las Américas.
¿No que muy respetuoso de la libre decisión de los pueblos?
El bolivariano Andrés Manuel I debe saber que los congresistas de Estados Unidos legislan asuntos de Estados Unidos y que el presidente Biden es libre de invitar a quien se le pegue la gana a su casa que es Estados Unidos.
Vaya, vaya…
Lo mismo sabe de pernos que de espacio aéreo, economía y finanzas, periodismo y dictados de conciencia, tlayudas y política exterior y etcétera, etcétera…
ME COMENTA MI COLEGA EDGAR GONZÁLEZ MARTÍNEZ que detectó otra forma de defensa cibernética de Andrés Manuel López Obrador. “Hace unos días –me refiere Edgar– empecé a detectar el cambio de TU postura en relación a AMLO. Me dije, ¿qué pasó? Y empecé a navegar y me encontré que Francisco Rodríguez también empezó a hablar bien de AMLO. Entonces fue cuando paré oreja y agudicé lo poco que me queda de vista: tenemos en FACEBOOK (o como ahora se le llame) 2 nuevos internautas con los nombres tuyo y de Paco, pero que se dedican a echarle porras a AMLO”. Gracias, Edgar. Toco madera –Su Alteza Serenísima dixit–. Digo.
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