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Desde el triunfo aplastante de AMLO todo mundo se ha echado a cuestas especular sobre lo que va a suceder en México. He oído de todo, desde el Paraíso hasta el Infierno. Pero poco se oye de lo que el pueblo realmente desea.

Me atrevo a interpretar lo que desea la gente de este cambio que espera y por el cual votó con una fe muy pocas veces vista. En primer lugar de importancia, el pueblo quiere que se acabe con la corrupción, también interpreto que no necesariamente quiere venganza, aunque sí creo que muchos tuvieron sed de ella, como la que se vio en el Centro y Sur de mi Estado de Chihuahua cuando ganó Javier Corral, motivación que no se vio caramente en mi nativa Ciudad Juárez, en donde el triunfo de MORENA fue aplastante.

También veo muy claramente que el pueblo quiere que se acabe con la ola de inseguridad, espero que se vea alguna visualización de lo que hará el nuevo régimen en el Foro de Seguridad que esta semana se llevará a cabo en Ciudad Juárez.

Respecto al tema de la economía, es obvio que la población no quiere sobresaltos ni inestabilidad cambiaria ni inflacionaria, pero es imperativo que desean que los ingresos personales se incrementen.

Aquí tenemos un gran reto de que los programas sociales no hagan que la economía se salga de control, sobre todo, considerando lo que ha anunciado AMLO que hará, que no augura cosas positivas (condonar adeudos de CFE, repartir dinero a ninis y a adultos mayores, otorgar prerrogativas a sindicatos, y darle reversa a la reforma energética). Lo que si me queda claro es que los sobresaltos económicos es lo menos deseado por todos, principalmente si deviene en pérdida de poder adquisitivo.

En materia política, se plantea hacer una nueva constitución, “La Constitución Amorosa”, que, aunque suena interesante y prometedora, sobre todo si se centra en aspectos fundados en la democracia cristiana, y se lleva a cabo una profunda reforma de Estado, centrada en la dignidad del ser humano, el respeto de los derechos humanos, la división de poderes, la democracia representativa, con transparencia y gobierno abierto. Que sea una constitución sencilla y básica, que otorgue muy amplias facultades de interpretación a la Suprema Corte de Justicia u órgano que la sustituya, y se cuide mucho de la intervención en ella del Poder Ejecutivo.

Todo esto, con el fin de tener una constitución estable y flexible en su aplicación y adaptable a través de interpretaciones en el tiempo, siguiendo el espíritu y conceptualización básico que el constituyente le infunda.

También interpreto que la libertad es lo que el pueblo más desea, por eso, con todos sus riesgos e inconvenientes de vivir en la ilegalidad, los emigrantes mexicanos en los Estados Unidos buscan esa libertad económica que les permite prosperar echando a andar la imaginación y el arduo trabajo emprendedor que los mexicanos traemos en la sangre.

Por ello, el reto más grande de López Obrador es generar ese nuevo régimen que se apegue a la ley y a la estructura de las instituciones, para evitar los roces que innegablemente se darán con tan diversa composición de egos e intereses que conformarán a su equipo.

Para lograr esto, será indispensable que las reglas del juego se establezcan de inmediato y que se aplique mano dura en las personas que se salgan de ellas, que no cabe duda que las habrá, queriendo abusar y aprovecharse del inmenso poder que este nuevo gobierno tendrá. Aquí es donde se demostrará la verdadera materia de estadista que AMLO debe tener, para que en esta transición para el ejercicio del poder haya el alineamiento necesario para transitar hacia las instituciones y el Estado de Derecho.

Los ciudadanos y los partidos políticos no nos queda más que apoyar al nuevo presidente a que se cumplan esos cometidos, bajo el entendido de que si empiezan las desviaciones, si no somos firmes en oponernos a ellas, podremos sufrir una terrible pesadilla que será muy difícil superarla en el corto plazo.

Yo confío que el nuevo gobierno comprenda claramente el mandato recibido y que sus integrantes tengan la sabiduría, la buena fe y la entereza de corregir y oponerse a las desviaciones de dicho mandato. Una muestra de lo que viene serán los resultados de los Foros que se realizarán en el país sobre diversos temas. Con esto empezamos bien, ya que la metodología es muy abierta y democrática y parte desde el momento de la transición.

Esperemos que la apertura real, y no estructurada o manipulada, continúe con los ciudadanos, para que juntos podamos construir la Nación que todos queremos que nos brinde bien común.