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Los mexicanos siempre mantuvieron la esperanza de que el cambio ¡al fin! Llegaría con el siguiente Presidente. Si bien no creía del todo en las promesas de campaña del candidato en turno, le otorgaba su confianza, quizá porque no había de otra; no había suficientes opciones a la hora de tomar decisiones.

Todo fue cambiado, se fueron manifestando grupos con ideas contrarias a las del gobierno. Del pensamiento se pasó a la acción: Había que formar otros partidos políticos para “darle la batalla” al grupo gobernante.

Se empezó a sentir o al menos a creer que con la creación de nuevos partidos, habría “Democracia”.

Pronto, los ciudadanos, los que piensan, leen, analizan y se forman opinión, se dieron cuenta que no representaban a nadie más que a sus propios intereses convirtiéndose en comparsa de aquel que criticaban.

Partidos den nueva creación, fueron perdiendo su registro porque no lograban obtener los votos que se requerían.

Sin embargo, volvían a aparecer con diferente nombre y empezaba la lucha por el poder. Las alianzas han representado un negocio redondo para los partidos que no acaban de convencer, pero se han llevado su buena “rebanada del pastel” al “vender sus votos a quien se interesara por ellos.

Alianzas mezquinas que solo han favorecido a unos cuentos, no a un pueblo que aún tiene hambre y sed de justicia.

Si observamos, los militantes de todos los partidos políticos hablan de democracia; sin embargo, ¿se podría decir que es democrático hacer alianzas con un partido con el que dicen no estar del todo de acuerdo? ¿Creen que el electorado no se da cuenta de sus verdaderas intenciones?

Saben que solos no la hacen; que necesitan un apoyo para lograr mantener su registro ante la autoridad electoral.

La sucesión presidencial está próxima y el “madruguete” no se hizo esperar. El destape de José Antonio Meade obedece a algo que ya se veía venir.

Se convertirá en el candidato priista que no es priista. Suena a trabalenguas, aunque no lo sea. Sin embargo, no creo la tenga tan fácil como piensa. Su destape sin duda deja una serie de sentimientos o resentimientos.

Quienes se creían “presidenciables” no fueron tomados en cuenta. Quien diga que el destape de Meade no corresponde al famoso “dedazo” de tiempos atrás, es muy respetable su opinión.

Lamentablemente el ambiente político que prevalece en el país no es precisamente de confianza en las fuerzas políticas, ni en el gobierno.

El PRI necesita recuperar mucho de lo perdido. No son tiempos de carro completo, no. Dejó de serlo hace ya un buen tiempo. Hoy, los ciudadanos ya no creen y menos aún confían en los candidatos, en sus promesas sin sustento.

¿Qué más veremos y conoceremos en los próximos meses? No hay duda que la pelea por la sucesión presidencial apenas empieza. Y empieza con la designación de los candidatos de cada fuerza política o bien, con la participación de los llamados independientes.

Todos creen tener la solución a los problemas que aquejan al país. Ojalá y fuera cierto. Los ciudadanos tendremos que aguantar la excesiva publicidad con la que acostumbran “bombardearnos” los candidatos y los partidos ofreciendo algo que de antemano no van a poder cumplir.