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A estas alturas uno no sabe por cuál de las dos cosas sorprenderse más. Ambas son estremecedoras. Una, la cantidad de personas e instituciones complotadas en contra de nuestro señor presidente, desde hace muchos años y por tanto contra la patria misma, o por la impresionante capacidad suya para descubrir a los conspiradores desde los lejanos tiempos de la video escandalera bejaránica hasta ahora. Pero, para ventura de la patria los conjurados han dejado infracto el plumaje del gallo, y a nuestro gran timonel, le han hecho lo que el viento a don Benito.
El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia mañanera en Palacio Nacional
El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia mañanera en Palacio Nacional Cuartoscuro
Apenas ayer escuchaba yo la sapientísima orientación de nuestro guía moral y político, y calibraba la importancia de sus observaciones:
“–El asesinato de (Alfredo González), candidato del PT en Atoyac.
–Sí, muy lamentable, en Atoyac este asesinato de un candidato del PT, aspirante, aspirante del PT en Atoyac (Y ya…)
–El alto comisionado (de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk acaba de declarar … que está llamando a la protección de los aspirantes.
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–Sí, estamos apoyando nosotros a todos (pero) el alto comisionado es muy, con todo respeto, muy tendencioso, está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país muy violento.
“Ya ven lo que hacen nuestros adversarios y los medios de manipulación, como El Universal, la violencia, ¿no? Estas organizaciones pagadas por gobiernos extranjeros, el mismo Claudio X. González, su asociación, los que están como la señora Pagés… Hay otro que está, pero enojadísimo porque también estaba en la nómina, aquí recibía dinero, que viene del Reforma, también de esa escuela… Miren lo que sucedió con hashtag de ‘presidente narco, AMLO’, debe de llevar como 200 millones, muchísimo dinero; entonces, se demostró de que todo estaba pagado, que salía de otras partes, y luego alguien que no puedo mencionar, lo aceptó, dijo que sí, así con cinismo, que se valía de todo”
Complot, complot… Hasta el clero se suma.
En ese sentido vale la penas analizar la clarividencia del Ejecutivo: muy a tiempo se percató cómo la fabricación de percepciones se convierte en la siembra de murmuraciones para llegar después a las convicciones, sobre todo cuanto hay elecciones y trastoca las votaciones y causa decepciones, pero también defecciones, y debemos aprender de esas lecciones para no quedarnos (con todo respeto), sin calzones.
Pero las cosas son así. Los malquerientes, con sus aliados en el extranjero, especialmente el inmundo pasquín neoyorquino donde –-dicen sus editores — caben todas las noticias, tratan por todos los medios (bots, robots, complots), de confeccionar una falsa idea: México es un país violento. Y eso es falso. Este es un país cuya pacífica condición el mundo mundial completo y copeteado envidia.
Si por las calles han quedado regados los cadáveres de 189 mil 838 personas asesinadas en los últimos cinco años, eso no significa nada, excepto para quienes quieren hacer de esta cifra macabra una bandera política porque se oponen al humanismo mexicano (no lo confunda con el “inhumacionismo” mexicano); porque son racistas, clasistas, contrarrevolucionarios, reaccionarios… y dueños de una forma de pensar incompatible con los fines de la Cuarta Transformación cuya era de oro vivimos hoy para felicidad del pueblo y su genuino intérprete, protector, guía y al mismo tiempo esclavo: el supremo gobierno.
Pero eso es falso de toda falsedad. Y le sugiero la memorización de este párrafo siguiente. Supera a “La magnifica” como oración ante la calamidad inventada por los conservadores impuros, apátridas y otras cosas cuya escritura me reservo:
“…Y de una vez (lo de) que los mexicanos estamos contentos, la felicidad en México, porque a veces, como ahora es temporada especial, hay mucho enojo y se piensa que la gente está de malhumor. No, no, no, eso es arriba; el pueblo está feliz, feliz, feliz. Para no confundir, son cosas distintas…”