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elcristalazo.com

La verdad no fue un debate entre los tres candidatos al gobierno de la ciudad de México. Hubo otras presencias.

Fue un paredón colocado con auxilio de urgencia por la Fiscalía de la Ciudad de México, de cuyos oficios en contra de Santiago Taboada, por la falsificación de documentos en Benito Juárez, aparecieron, apenas 48 horas antes, para socavar al oponente.

En esas circunstancias de aprovechamiento de las carpetas de investigación elaboradas en la misma casa por cuyo blasón compite Clara Brugada, Ulises Lara no resulta un fiscal carnal de la IV-T en la CDMX; es más un fiscal electoral al servicio del jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres, quien desde la jefatura de Gobierno transportó los misiles contra Santiago Taboada quien se defendió hasta donde le fue posible con el propio argumento de sus opositores:

–Si las denuncias fueran ciertas, yo no estaría aquí, dijo.

“…Martí Batres Guadarrama, jefe (sustituto) de Gobierno de la Ciudad de México, responsabilizó este domingo (14) a la corrupción inmobiliaria en la alcaldía Benito Juárez por la filtración de cemento en la Línea 12 del Metro, ocurrida el jueves pasado.

“No hay que olvidar el contexto en el que ocurre este hecho: Un abuso de la proliferación de permisos y autorizaciones para obras”, dijo.

Pero el contexto no es el de la “corrupción inmobiliaria”, es el proceso electoral en cuyo desarrollo la candidata de Morena ha levantado muy poco entusiasmo ciudadano… hasta ayer uando recibió respiración artificial por parte de la fiscalía, cuyos peritos son parte y juez.

Por eso en el debate de ayer Santiago Taboada quiso defenderse con argumentos realistas hasta donde es posible cuando se tienen tantos adversarios. Quizá su mejor momento haya sido cuando mostró frascos con agua sucia o contaminada o ambas cosas, provenientes de Xochimilco, Benito Juárez, Tláhuac e Iztapalapa.

La candidata, Brugada arrugó el gesto.

Lástima, si Taboada la hubiera invitado a beber uno de esos frascos la habría puesto en un aprieto.

Aún así Taboada (de acuerdo con la convocatoria) puso en la mesa firmemente el tema más grave de la ciudad en estos días: el agua. El agua entre la escasez y la ponzoña. Escasa y para colmo envenenada, en la misma delegación cuyos permisos se debaten por una perforación dañina para el Metro.

Veintidós días después –dijo Salomón Chertorivsky y el problema no se resuelve ni se identifica. Y como todo iluso dijo que cuando gane va a abrir el río de la Piedad, como si fuera el Sena.

Pero el debate, con todo y la participación de la fiscalía y la jefatura de gobierno fue poco favorable para Clara Brugada cuya mayor aportación fue decir: un voto por mi es un voto por Claudia Sheinbaum: un voto por Claudia Sheinbaum, es un voto por mí. Curiosa forma de acallar lo dicho por Taboada: mientes cuando dices que Claudia es tu amiga.

Taboada se vió enterado, firme y bien colocado. Brugada utilizó las muletillas de la IV-T para sustituir con ellas sus escasas ideas.

–Todo lo que ustedes tocan lo pudren, le dijo Taboada y ella apenas balbuceó una respuesta como cuando se le hizo ver su sociedad con René Bejarano o la privatización del agua mediante la venta de las pipas o la intrínseca corrupción de las obras públicas sin licitación.

El debate de anoche (insisten en llamarlo chilango como si esa palabra fuera un gentilicio; no un apodo), tuvo las mismas limitaciones de los formatos habituales y una triste insistencia de los moderadores a llamar a los debatientes “candidaturas” y no candidatos.

La insistencia de Clara Brugada desde el arranque para llevarlo todo al cártel inmobiliario, cuya presencia, dijo, se extiende y expande, fue explicada –al menos en la brutalidad de la Torre Mitika– de manera simple: ese conjunto lo autorizó un asesor tuyo, Marcelo Ebrard, pregúntale a él.