Cuando el presidente de la república (14 de abril 2023), con el desenfado absoluto de su augusta condición plenipotenciaria sentenció a muerte a la agencia de noticias del Estado (Notimex), no sólo exhibió su conveniente confusión entre el gobierno, la persona y la función estatal de los medios bajo su administración (no propiedad). También exhibió la raíz del problema, la mediocridad de sus operadores y su recurrente forma de solucionar un problema: cortar de un tajo.
La extinción de una empresa cuya operación entraña dificultad política, es un recurso viejo. Así lo hizo Felipe Calderón con la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza del Centro. Le cortó los cables. Y cómo chilló la izquierda.
Hoy, cuando paso a paso los desiguales exhiben su similitud, el presidente dijo tras una huelga en la cual se mezclaron sus amistades, sus compromisos, sus fobias y sus afectos: no necesitamos a Notimex porque tenemos las “mañaneras”, como si fuera propietario de las empresas estatales.
Notimex pretendía (y en algunos casos lo consiguió), ser una agencia estatal. La mañanera es un recurso personal de autopromoción y saturación de los espacios informativos en beneficio propio, no del país, así se llame “diálogo circular”.
Entre paréntesis, ¿de dónde habrá salido tal mamila? Como si se tratara del longevo programa “Sábados circulares” (por sus muchas horas de duración), en la televisión argentina con el famoso Pipo Mancera.
Pero de vuelta a Notimex. El responso de abril ya hacía innecesaria e inútil cualquiera otra explicación.
Pero a veces la vanidad o el afán de salirse de la sombra del fracaso e iluminarse con el foquito de la explicación no pedida, lleva a algunos a cometer excesos y a exponerse a la luz del sol (o del foquito); especialmente en tiempos de campaña presidencial.
Así la señora sepulturera de Notimex, Sanjuana Martínez (AMLO la mató y ella la enterró), publica una extensa explicación (apenas la primera parte) de los misterios detrás del naufragio de la agencia estatal.
En el texto aparecen mezclados Arturo Alcalde Justiniani, padre de la entonces secretaria del Trabajo y hoy de Gobernación Luisa María; Claudia Sheinbaum y Jesús Ramírez Cuevas, entre otros, además de Adriana Urrea la lideresa sindical.
El texto es confuso y obviamente defensivo, pero hay un par de párrafos ilustrativos del conflicto entre partido, gobierno y estado.
“… Marath Bolaños (¿de dónde habrá sacado la H?), secretario de la ST) y su equipo se negaron de manera reiterada a darnos información sobre nuestras liquidaciones, hasta que finalmente nos dijeron que teníamos que entregar 20 por ciento para la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum…” Y apenas era abril.
Y otra perla de ensueño:
“…Ha sido lamentable comprobar que no sólo Jesús Ramírez (vocero presidencial) no cumplió su promesa de arreglarme el problema con el sindicato antes de mi llegada a la dirección, sino que después nos abandonó.
“Tampoco los medios públicos a cargo de Jenaro Villamil (director de esos medios) abordaron el conflicto laboral (¿?).
“En resumen, nos dejaron solos en nuestro combate a la corrupción endémica que sufría Notimex y frente al acoso y persecución que padecimos durante los últimos cuatro años (ándale).
“Finalmente, el conflicto de la extinta agencia de Noticias del Estado Mexicano sólo demostró la podredumbre que padece un sector de nuestra prensa”.
Evidentemente estas respiraciones por la herida no tienen relación alguna con el imaginario combate contra la corrupción.
Pero aún si así fuera, ¿cómo entonces el presidente puso en una balanza las mañaneras y suprimió el organismo (sin mención al pus) nomás porque ya no la necesitaba si tenía en cambio todo el convoy de los medios? Pura ineptitud.
“El fuego amigo (dice SjM) finalmente consiguió quitarle (sic) la agencia a los mexicanos y al Estado.
“A pesar de la huelga la institución siguió su ritmo administrativo…”
–¿Administrar una empresa en huelga? Debe ser fácil, como cavar una fosa.