NÚMERO CERO/ EXCELSIOR
La destreza en juegos de equilibrio del sempiterno dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, enfrenta una dura prueba por las presiones de sumarlo al Frente Amplio por México. La decisión, hasta ahora, de seguir su propia ruta hacia 2024 es un ejercicio de andar en la cuerda como el funámbulo que resiste para sobrevivir, pero sin un plan claro para bajar de la altura del alambre tensado.
La estrategia del aislamiento —como la califica el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro— le ha permitido posicionarse como tercera vía electoral, aunque también lo encierra en su propio laberinto, del que es difícil salir por la polarización que se configura para el 2024. Su objetivo, evidentemente, no es ganar la Presidencia, sino encontrar una ruta de escape a la crisis de los partidos y llegar a ocupar en el Congreso el lugar vacío que deje una extinción del PRI. Por eso su campaña “con el PRI ni a la esquina”, aunque la definición tajante no le alcanza para superar el vértigo de la prueba.
Su apuesta es un ejercicio complicado para sostener el balance, de un lado, por el empuje del frente opositor y, de otro, la sospecha de que su juego favorece a Morena, como en su triunfo en el Edomex. Pero no son los únicos desafíos al equilibrio de un cuerpo con pocas bases de sustentación. La influencia del fenómeno Xóchitl Gálvez y la rebelión de Alfaro a su estrategia aumentan la presión, que trata de reducir a un problema local entre el pragmatismo electoral y la construcción de una vía alterna a la de Morena y la oposición.
Hace unos días, la plataforma política Mexicolectivo, vinculada a MC, presentó el esbozo de una “nueva visión” con ideas y propuestas generales de los problemas el país. Poner énfasis en lo programático le sirve de pértiga para resistir el apremio del frente opositor y, a la vez, ganar tiempo para ver si levanta Xóchitl o halla un candidato propio que le asegure la sobrevivencia. Como en la máxima del viejo priismo, “primero el programa, luego el candidato”, Delgado juega con los tiempos hasta conocer el saldo de la batalla por las candidaturas en Morena y el bloque opositor para ver dónde bajar del trapecio. Al fin y al cabo, faltan meses para el registro de las coaliciones.
El dirigente emecista fue artífice del Frente Ciudadano por México con el PAN y el PRD en 2018, que no sólo fracasó, sino que también desdibujó a un partido pequeño como el suyo. De ahí que hoy vea al bloque opositor como otro “Titanic” que puede hundir su proyecto de tercera vía, aunque eso no implique dejar de “pescar” panistas, priistas o perredistas del naufragio. Se trata de un político pragmático que engorda a su partido con las rupturas de otras fuerzas, como ahora con la desbandada de senadores priistas, que integra bajo el paraguas de ciudadanos en que todo cabe.
Pero el riesgo de ganar tiempo para convencer a Samuel García o Colosio —como sus cartas más fuertes— para la candidatura es quemar posibilidades frente a la carrera anticipada de las otras coaliciones. Hoy, su única definición clara es que MC estará en el 2024, como la del equilibrista que en algún momento bajará de la cuerda y que, incluso, se ofrece como última instancia para saltar sin red a la candidatura.
Además, la estrategia de la tercera vía no ha impedido que Alfaro abandone la ruta nacional para seguir otra local de búsqueda de alianzas con el PAN y el PRI para enfrentar el avance de Morena en Jalisco. El choque de lógicas electorales sacude a MC, que se ha construido a partir de esfuerzos regionales con triunfos estatales, como Jalisco o Nuevo León, para sobrevivir. Por eso no son de extrañar las dificultades para someter a sus “barones” locales que, como Alfaro, reclaman respeto a sus estrategias; o el rechazo de Samuel García o Colosio a la candidatura presidencial si no conviene a sus intereses u oportunidades actuales, aunque apoyen la tercera vía nacional.
En su Asamblea Nacional convocada para el viernes tendrá que discutir las posibles salidas a su laberinto, antes de perder el equilibrio o tener que sacar en su siguiente cita del 5 de diciembre algún candidato interno a la carrera, mano alzada y por unanimidad, que lleve a la tierra prometida por Dante, pero ya sin red para saltar.