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Ayer fue el día dedicado (por quien haya tenido la ocurrencia, en memoria de Manuel Caballero o de su señora madre) de conmemorar o festejar –según se vea– el día del Periodista.
Una patraña más, como el día de la Madre (instituido por un periódico), del Padre o del Perro Chihuahueño. Días dedicados en antaño a los patronazgos religiosos, cuya finalidad siempre ha sido la misma: recitar cursilerías. Y vaya si la exaltación del periodismo, en abstracto, permite darle rienda suelta al aprendizaje del declamador sin maestro. En concreto, ya es otra cosa.
En concreto la mejor expresión hacia el periodismo (por parte del poder público, especialmente), es el desprecio. Y cuando bien van, el intento de utilización, alquiler o compraventa de favores. Así ha sido y así seguirá siendo. En este gobierno hay muchos ejemplos y no seré yo quien los eche al papel. Para eso hay otros.
Después de 54 años dedicados a este oficio vivir y resolver la vida y sus enredos inmerso todos los días de este oficio, jamás me he sentido halagado con esas fechas, ni cuando se había la comida anual de los editores y directores con el señor presidente cada siete de junio, ni tampoco el tres de mayo en el Día Internacional de la Libertad de Expresión según la ONU. Puro cuento.
Por mi la libertad de expresión celebrada por quienes no expresan sino estupideces, falacias, discursos políticos, mentiras matutinas, entrevistas con taxímetro, folletines y gacetillas, así como la ONU y su burocracia de cristal a orillas del East River, todos esos, se pueden ir por un tubo, –como decía Efraín Huerta en célebre poemínimo, cuya brevedad me permito reproducir:
Lo escrito
Escrito
Está
Y al que
No le gustare
Que por un tubo
Se regrese
A la fuente
De gracia
De donde
Procedía.
Pero lo más burdo de estas celebraciones sobre mi profesión, oficio u ocupación, es la similitud inevitable con la etnografía. Adoramos a los indios en el pasado o en el museo, y los despreciamos en el presente. Me refiero a la sociedad nacional. A los periodistas nos exaltan con figuras heroicas del siglo de la canica y a los de hoy nos insultan. Y los delincuentes, los matan.
Como decía la antropóloga Margarita Nolasco, los mexicanos mestizos somos más herederos de Cortés que de Cuauhtémoc.
Cuando se quiere glorificar el oficio, se recurre al pasado. Así lo hizo ayer nuestro señor presidente. Veamos:
“…A mí me hubiese gustado mucho tener el oficio de ustedes (mejor el de Fernando Valenzuela, ¿no?, seamos sinceros).
“Además, antes, lo decía Rubén Darío, que el personaje más completo de la vida pública era el que al mismo tiempo se dedicaba a la poesía, al periodismo y a la política. Y antes no se podía hacer política sin el periodismo (Hoy tampoco, ahí está la mañanera).
“El periódico era indispensable (porque no había redes benditas). Claro, en la época de cambios, de transformación. Los Flores Magón hacen política con el periódico, con Regeneración, y tenían su imprenta, compraron sus máquinas con aportaciones, 1904, que empieza a salir Regeneración en Estados Unidos, en Estados Unidos.
“Madero les apoya con dos mil pesos (¡Ah!, conque Don Panchito repartía chayotito), y luego se distanciaron, pero Madero los apoya porque Camilo Arriaga, sobrino de Ponciano Arriaga, que empezó con los magonistas, que es precursor del movimiento revolucionario, era amigo de Madero y él interviene para que Madero les preste dos mil pesos. Y luego se los devuelven (ajá), y le agradecen. Pero necesitaban la imprenta.
“Por ejemplo, El Hijo del Ahuizote, que se hacía aquí cerca, hasta que Porfirio Díaz tomó el periódico. Ahí empezaron los magonistas a hacer periodismo, en El Hijo del Ahuizote. Y Daniel Cabrera, que era el dueño, era periodista, y también tenía sus máquinas y se las confiscaban. Y, bueno, a la cárcel, entraba y salía de la cárcel, y seguían adelante…”
SEGURIDAD
Dicen los enterados: lo difícil no es llegar; es sostenerse en el lugar de arriba.
Y con el impulso del anterior gobierno, Manolo Jiménez, quiere sostener en Coahuila el grado de seguridad alcanzado en favor de los habitantes de ese estado fronterizo cuya estabilidad no ha sido perturbada ni siquiera por los campamentos de migrantes y la delincuencia en pos de ellos como una plaga, al estilo de los secuestros masivos de Tamaulipas.
Y en ese sentido, en ocasión del Día del Poicía, el Ejecutivo estatal insistió en la seguridad como prioridad absoluta de su incipiente admnistración e inició en Torreón su programa de los 100 días, con la entrega de 22 nuevas patrullas para esa zona lagunera.
También otorgó reconocimientos por años de buen servicio, a elementos cumplidos y probados (los hay, los hay), con acciones similares a las del resto de la entidad.
“Como parte de las celebraciones del día del Policía, estuvimos en Torreón con mi amigo, el alcalde Roman Cepeda. Entregamos vehículos tácticos blindados y patrullas a nuestra Policía Municipal para seguir reforzando la seguridad en la región Laguna y que Torreón siga consolidándose como una de las ciudades más seguras de México. En seguridad ni un paso atrás, puro pa’ delante”, dijo con las fuerzas del orden.
Jiménez Salinas agradeció y reconoció el trabajo conjunto del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, cuya concurtrencia en las últimas semanas dio grandes resultados para el control del flujo migratorio en la frontera Norte.
“Una de nuestras fortalezas es el gran equipo de mujeres y hombres que tenemos en nuestras policías municipales y la estatal que trabajan al pie del cañón, que le entran con todo, con valentía, como lo hicimos hace unas semanas en Juárez, donde delincuentes de otros estados quisieron entrar y se toparon con nuestra policía estatal de Coahuila”.
En las próximas semanas se fortalecerá el equipamiento en todo el estado con la entrega de 150 patrullas para la policía estatal, 18 vehículos blindados, y la construcción de 10 cuarteles.
Román Alberto Cepeda González, Presidente Municipal de Torreón, agradeció el respaldo del gobernador Manolo Jiménez .
Al evento celebrado en la explanada de la Plaza Mayor de Torreón acudieron el General de División D.E.M. Eufemio Alberto Ibarra Flores, Comandante de la XI Región Militar; Miguel Felipe Mery Ayup, Presidente del Tribunal Superior del Estado; José Antonio Gutiérrez Jardón, Diputado Federal; Olivia Martínez Leyva, Diputada Local; Federico Fernández Montañez, Secretario de Seguridad Pública y César Perales Esparza, Director General de Seguridad Pública en Torreón, así como Eduardo Olmos Castro, Secretario de Desarrollo Regional en La Laguna; Gerardo Márquez Guevara, Fiscal General del Estado de Coahuila; y Ángel de la Campa Páez, Director del Consejo Ciudadano de Seguridad.
En este acto se entregó reconocimiento por 36 años de servicio a Francisco Javier Saldívar Espino; por 30 años, a Guillermo Hernández Castañón; por 25 años a Araceli Del Bosque Ramírez; por 15 años a Mario Alberto Rentería Romo, entre otras y otros.