Para entender el proceder del gobierno con Estados Unidos, deberemos ir al fondo y no solo a las formas. Este gobierno asegura que no cederá a la soberanía y que no permitirá la injerencia de ningún país en nuestras políticas internas.
Sin embargo, estas políticas han cambiado desde hace seis años y permitió que los grupos criminales crecieran demasiado la grado de tener una tercera parte del país bajo su dominio y cada día buscan aumentar este dominio. Esto provoca que esos grupos criminales busquen otros territorios para fortalecerse económicamente y tener recursos para poder enfrentar a sus adversarios.
Esto ha provocado que los grupos criminales lleguen a Estados Unidos y con las practicas que tiene en nuestro país, el pago de sobornos y ahora, se dice, el financiamiento de algunas campañas políticas, han logrado un poder no solo económico, sino social y político.
Esto por supuesto es un foco de alarma para el gobierno de Donald Trump, quien entro en su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, buscando la predominancia de esta nación en el mundo.
Pero deberá iniciar por limpiar su nación, que lamentablemente ha sido invadido por los grupos criminales de México, quienes proveen, a su decir, de las drogas más letales a los grupos norteamericanos, dañando la salud de la población.
Siendo uno de los argumentos principales para pedir a México y al mundo se permita clasificar a los grupos de narcotráfico mexicanos como terroristas y poder los combatir, como se hace con los terroristas en el mundo.
Por alguna razón, el gobierno mexicano ha manifestado su negativa a esa clasificación y señala que no permitirá la injerencia de ningún país en nuestro territorio.
Sin embargo, ayer, pudimos observar que México alcanzó un acuerdo de colaboración con Estados Unidos para crear una estrategia, entre ambas naciones, que permita combatir a los grupos criminales.
Para esto, se buscó que la forma fuera más relevante que el fondo y en una reunión con el secretario de Estado, Marco Rubio con acceso directo a la presidenta, se llegó a un entendimiento con resultados expresados de la manera más diplomática. Sin embargo, se apreció que el futuro de la relación entre ambos países esta sin duda ante los planteamientos expresados por Marco Rubio, que corresponden a los de Donald Trump.
Así y aunque se pretenda negar, por parte del gobierno mexicano que los temas de migración y narcotráfico se condicionan a una relación comercial. En los hechos lo confirman. Y quizás las palabras de Marco Rubio al referirse al trabajo realizado por Claudia Sheinbaum den esa explicación.
De esta manera consigue dos objetivos importantes, la colaboración de México para combatir a los grupos criminales desde México y también que nuestra nación se mantenga con una relación comercial con Estados Unidos, aceptando las condiciones de esta nación para exportar productos de México. En esto último no se habló si el acuerdo comercial seguirá siendo el T-MEC o se creará uno bilateral, por lo que Donald Trump tendrá la última palabra al respecto.
Esto no quiere decir que estemos en contra del acuerdo, sino al contrario este tuvo que haberse dado desde el sexenio anterior y con ello se evitaría la zozobra con la que los mexicanos nos despertamos cada día por los altos índices de inseguridad.
Un país puede mantener su soberanía, pero también puede obtener ayuda para ir erradicando los problemas persistentes. Y eso es lo que el dogma de la 4T impido en los últimos seis años.
Sin duda la relación comercial con Estados Unidos es favorable para México, porque es nuestro principal comprador y esto en el corto plazo nos podrá ayudar a alcanzar nuevamente una estabilidad económica para México y los mexicanos.
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